Hace unas semanas os contábamos que hay vida más allá del gin-tonic lo que no implica que la ginebra deje de ganar presencia en un mercado/cultura que sale de los bares para continuar mostrándose como un eje más de la gastronomía.
La Gin Show celebrada en Madrid lo dejaba claro desde su entrada con un bosque de aromas para ir familiarizándose con las especias. Aromas que se mezclaban en un espacio en el que la ginebra se acompañaba no sólo de tónicas, frutas, aromas… sino de artesanía, golosinas, sushi y música.
Un trompetista sonaba de fondo mientras las novedades derivadas de la profusión de esta bebida tomaban forma. Entre ellas un maridaje especial, el que presentaban desde Buscamos otro mundo, un maridaje de chuches que también hacen con ron, whisky de malta o vodka. Las golosinas de siempre, desde regalices a peta zetas, con el sabor más en auge. Nuria Iglesias explicaba el proceso de creación a Nokton Magazine “introducimos en la copa una infusión de té potenciada con fruta o especias y una rama de chuches, si es frutal se busca una combinación de frutas que pueda acompañar el Gin tonic”.
Algo más tradicional, pero igual de fiel compañero, son estas frutas. El tallador Jesús Vega Cabañas les daba forma poniendo el punto de artesanía de la mano de la ginebra Bloom que, como nos contó, “es la única ginebra del mundo creada por una mujer, una maestra distiller que la creó exclusivamente para tomar con fresas”. Y eran las fresas las que en ese momento tallaba en una mesa acompañada de melones que había transformado en loros (en menos de una hora) y sandías convertidas en barriles de la marca.
Pero no todos los ingredientes se fusionan en la copa. La mezcla de culturas es base en la gastronomía y la ginebra no lo ha dejado en el olvido. Así surgen términos como “Gin&Sushi” que según nos propone Gema Olavarrieta, de Sushimore, surge porque “el sushi es un producto que complementa muy bien con cualquier bebida refrescante, es un producto saludable y su combinación con el Gin encaja perfectamente a la hora de combinarlos porque son dos productos muy innovadores, muy de tendencias, son vanguardia”.
La cultura generada alrededor de la propia cultura del Gin tonic es seguramente un potenciador más de la moda que ha llevado a este cóctel a transformar España en el segundo mercado de Gin Premium más grande del mundo como confirmaba Geraldine Coates, de ginebra Nº3, que lo relacionó con “el estilo de vida, el clima y el interés por la gastronomía” mostrándose sorprendida por haber encontrado en Madrid bares con más de 60 marcas. Además, Coates apuesta por pensar que el futuro está en lo estacional, en incluir ingredientes propios de cada época, y reconoce que el precio no está ligado con la calidad recordando a una premiada ginebra londinense que se vende por doce euros.
Tras todo este ambiente de actualidad se encuentra una gran tradición, la de una bebida de más de 300 años que ha aprendido rápidamente a adaptarse primero unida a otro clásico, la tónica, y después dejándose llevar por las oportunidades que ofrece su maridaje que por el momento no parece tener límites.