Es una de esas bandas de las que muchos seguidores afirman, con cierto deje de amargura, que se merecen más de lo que tienen, que “no parecen españoles” (¿?), que si cantaran en inglés serían ultrafamosos… Ajenos a ese ruido de fondo y sobreponiéndose a un mundo en constante cambio que obligó a dos miembros a dejar la formación casi en plena cresta de la ola, los Rufus T. Firefly siguen haciendo lo que más les gusta: belleza y sinceridad. Magnolia es un disco íntimo, difícil de tocar, repleto -como nos cuenta su guitarrista y cantante, Víctor Cabezuelo- de detalles que no se captan a la primera. Un paso más en el preciosismo de Nueve (2014), que el grupo estará presentando en directo en el Ochoymedio Club de Madrid el próximo 22 de abril.
Nokton Magazine: Cuando os entrevistamos por primera vez, hace ya más de dos años, con motivo del lanzamiento de Nueve, nos explicasteis que vuestro único propósito era “hacerlo bonito”. ¿Os mantenéis con esa idea?
Rufus T. Firefly: Más que mantenernos la hemos querido reafirmar. Magnolia es ese concepto llevado al extremo. Es una defensa del arte, el amor y la naturaleza que para nosotros son las cosas más bellas de la vida. Hemos buscado a fondo dentro de nosotros mismos para encontrarlas. Es un disco muy íntimo y muy sincero. Estamos muy contentos con las reacciones que está teniendo la gente al escucharlo. Están describiendo que sienten lo que queríamos transmitir, y eso significa que algo habremos hecho bien.
NM: Desde 2014 han cambiado cosas en la banda; por citar una, la marcha de Sara Oliveira (bajista) y Alberto Rey (teclado). ¿Cómo ha sido seguir sin ellos?
RTF: La salida de Sara y Alberto de la banda después de Nueve nos dejó bastante desanimados y ha marcado mucho el estilo de este disco, más que nada porque cada músico aporta su personalidad a las canciones y Miguel de Lucas (bajo) y Rodrigo Cominero (teclas) tienen una forma de tocar muy diferente a Sara y Alberto. Lo bueno de todo esto es que, sea como sea, ha quedado un disco sincero. Ni Miguel ni Ro han intentado sustituir a nadie, simplemente han hecho lo que saben hacer y eso ha llevado al sonido de Rufus hacia otro lugar. Es lo bonito de la música, que cada uno aporta algo de su alma cuando toca.
NM: ¿Es Magnolia parte de una nueva etapa para Rufus T Firefly, con nuevas exigencias?
RTF: Por supuesto, con los años vamos tocando cada vez mejor y nos exigimos más a nosotros mismos. Este es un disco muy difícil de tocar en directo, nos hace estar súper concentrados. Aparte, Miguel es una persona muy perfeccionista y nos está metiendo mucha caña en los ensayos. Nunca en el grupo me habían dicho antes “tienes que esforzarte para no desafinar”, aunque todos lo pensaran. No vale relajarse, la gente gasta dinero y tiempo por verte tocar y hay que hacerlo bien.
NM: Cada flor puede significar cosas muy diferentes. ¿Por qué habéis elegido la magnolia?
RTF: Simplemente lo vimos escrito y nos transmitió mucha fuerza. Teníamos claro que queríamos un nombre de flor para este disco y otras nos llevaban hacia otro terreno. Aparte es un peliculón increíble, dicho sea de paso.
NM: Las letras de este disco defienden el amor, el arte y la naturaleza… ¿frente a qué?
RTF: Frente a la frialdad emocional que sufrimos como sociedad. El amor y el arte son las mejores características del ser humano.
Somos una especie horrible, egoísta, violenta… pero tenemos el amor y el arte.
Es lo único que nos salva. Es lo primero que debemos cuidar, proteger y ensalzar, y los gobiernos del mundo lo obvian y pasan todo el rato por encima. Nuestra casa se está cayendo, pero nos gastamos todo nuestro dinero en una pantalla de plasma para el salón. No nos damos cuenta de que, si no trabajamos en lo importante, mañana ni siquiera habrá salón.
NM: Habéis reservado un hueco señalado para homenajear a Jeff Buckley en ‘Río Wolf’. ¿Qué os inspira su figura?
RTF: Jeff Buckley no era una persona, era otra cosa. No sé explicar el qué pero ahí tienes su disco. Escúchalo con cascos. Nadie puede cantar y tocar así, es humanamente imposible transmitir esas cosas de esa manera. Vino a dejarnos un disco increíble. Vino a dejarnos una flor. Ha hecho muchísimo más por el ser humano que cualquier Nobel de la Paz, sólo que él no competía en esa categoría.
NM: La portada del disco lleva la firma de vuestra batería, Julia Martín-Maestro, de la que muchos desconocíamos esa faceta de pintora. ¿Cómo surge la idea de que sea ella quien lo ilustra?
RTF: Creo que Julia era una de las personas que más podría entender y transmitir con sus dibujos lo que yo tenía en la cabeza. Ella estudió Bellas Artes y acabó muy desencantada con ese mundo, al parecer por allí el mamoneo es casi tan extremo como en el de la música, por eso le ha costado volver a dejarse llevar y a expresarse con sus cuadros, y yo me alegro de que haya decidido volver a hacerlo. El mundo es más bonito si ella dibuja, sólo hay que ver la portada del disco.
NM: En las críticas a vuestra música suele repetirse una idea: que todavía no gozáis del éxito que merecéis. ¿Vosotros sentís lo mismo?
RTF: Absolutamente no.
Creo que hay gente en los medios que aprecia mucho lo que hacemos y que nos ven como una especie de nuevos Vetusta Morla o algo así. Es un halago que piensen así, pero ocurre que se olvidan de que nosotros no vamos por ese camino.
Nosotros somos unos freaks y hacemos música para freaks. Creo sinceramente que tenemos muchísimo más éxito del que se podría esperar de nuestra música. Nuestros discos duran 50 minutos, están repletos de detalles que no se pueden escuchar a la primera. No somos un grupo para las masas, somos conscientes y eso hace que vivamos tranquilos. Lo que nos sorprende es que haya tanta gente a la que nuestra música le está llegando. Es muy esperanzador. Seguiremos nuestro camino, en cualquier caso.
NM: ¿Dónde esperáis que os lleve Magnolia?
RTF: Esperamos que nos permita sacar otro disco más bonito que este.
Fotos: Iris Banegas
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