Las noches de juegos eran diferentes en el antiguo Egipto. No existían largas discusiones sobre qué juego escoger, ni guías para aprender las reglas; pero podemos presuponer que el espíritu de diversión y competencia era el mismo. Para muestra uno de los juegos de mesa más antiguos; Perros y Chacales.
Era aquel que aparecía junto a la Reina Nefertiti en una de las escenas de la película Los diez mandamientos (1956) y en realidad se desconoce su nombre original. El actual se lo puso el arqueólogo y egiptólogo Howard Carter, quien lo encontró en una tumba tebana del antiguo faraón egipcio Amenemhat IV que data de la XIII Dinastía, y actualmente se conserva en el Metropolitan Museum of Art de Nueva York.
Si bien la arqueología nos ha traído sus piezas, no nos ha traído sus reglas que serían transmitidas de forma oral. Perros y Chacales se conforma de un tablero y de diez piezas, cinco con cabezas de perro y las otras cinco con cabezas de chacal; por lo que se deduce que era un juego para dos personas. Y no, no hay caja para saber las edades recomendadas.
Se ha entendido como un juego de carreras sobre tablero ya que este está marcado con dos zonas de 29 agujeros cada una, unos en la línea exterior y otros alrededor de la palmera dibujada en el centro. Existen algunas líneas que unen determinados agujeros ¿serían puentes al estilo Juego de la Oca? No sería su única semejanza ya que los marcados con un dibujo diferente podrían significar un beneficio o un castigo para que el que cayese en ellos. Aunque los forofos de este juego en la actualidad unos dados simplificados, se supone que en su origen se avanzaba en el tablero tirando una especie de taba.
Su popularidad fue creciendo en Mesopotamia y se extendió por Palestina, Babilonia, Persia… como demuestran los 68 tableros encontrados en países como Siria, Israel, Iraq, Irán o Turquía. Lugares donde, aunque con variaciones locales, se mantuvo en auge Perros y Chacales hasta el primer milenio a.C.