Cuando la PAM (Periodistas Musicales Asociados) anunció la creación del Premio Ruido al mejor disco español hace algunos meses, dijo que su intención no solo era la de destacar el papel de la crítica, como ya sucede con los Feroz en el cine, sino también el de señalar a aquellos músicos españoles que se la juegan. La elección del galardonado de 2015 no puede haber sido más coherente: Voces del Extremo, de Niño de Elche, que recogió anoche personalmente su premio en la sala El Sótano de Madrid.
Francisco Contreras es un artista en pleno proceso de autodescubrimiento al que no le gustan las etiquetas. Él tampoco les gusta a ellas: su irrupción en ciertos sectores puristas del flamenco no fue bienvenida. Después hubo quien pensó que el músico quería redefinir el género a través de la fusión con otros estilos, quizá como ya antes hizo, también con malas críticas iniciales, Morente con Lagartija Nick. También se dijo que sería el primero en mezclar flamenco y dance cuando se presentó en el Sónar de Barcelona junto a Los Voluble con el proyecto Raverdial. Pero lo de Niño de Elche es demasiado multidireccional para reducirse a una sola definición. Él no ha escogido un camino, sino muchos, de los que forma parte Voces del Extremo, un disco en el que los palos flamencos son un ingrediente más, junto a la poesía social, el krautrock, el new wave y el sello inconfundible de Daniel Alonso (Pony Bravo) en la producción.
Parece que por ésas y otras razones, la prensa musical española decidió quedarse con Niño de Elche cuando tuvo que escoger un solo nombre de una lista de finalistas que incluía otros como los de Soleá Morente, La Bien Querida, Toundra, Pablo Und Destruktion, Tulsa, Francisco Nixon, Guadalupe Plata y L.A., y que había sido configurada por los propios periodistas del sector. Un premio que quiere y debe hacer ruido.
Foto: PAM.