“No te dejes fuera a la perdiz. Sácala bien”. Es un día cierzo endemoniado en Zaragoza y un vecino del barrio de San José advierte así a un joven. El chico, que enfoca con su cámara a una fachada, sonríe y asiente porque el hombre (que ve al animal varias veces al día) tiene razón. La perdiz es uno de los muchos coloridos dibujos que forman parte de la obra del artista español Dulk. Muy pop por cierto. Es inmensa porque abarca una pared entera de la calle Privilegio de la Unión. Muy cerca, en la calle Castelar, un enorme anciano barbudo y su águila vigilan a todo transeúnte y parecen mantener a buen recaudo el parque infantil que hay a sus pies. Aquí no hay color, ambas figuras están concebidas en blanco y negro y es por eso que la obra del griego iNo contrasta con la anterior.
El hombre que advierte al joven mientras se coloca su sombrero es uno de los muchos vecinos del barrio de San José. Todos se han acostumbrado a recibir visitas cámara en mano y más, desde que se supo que ambos murales están considerados como dos de las mejores intervenciones de este tipo de arte a nivel mundial. Los trabajos de iNo y Dulk aparecen en la lista de la web especializada I Support Street Art (best walls of 2014 special). Valencia, Quintanar de la Orden y Villarreal también aparecen pero Zaragoza es la única ciudad española con dos obras incluidas.
La capital aragonesa es una ciudad en constante movimiento. Cuna de artistas, desde hace años ha ido cubriendo desolados muros con diferentes propuestas y en la actualidad cuenta con casi 70 paredes pintadas. Las obras se esparcen por toda la ciudad y la crítica social se mezcla con el arte abstracto, el surrealismo y el cómic. El único precio que hay que pagar para verlas, detenerse, admirar y opinar, es caminar con la cabeza bien alta.
Gran parte de la culpa de todo este derroche de ingenio la tiene el Festival Internacional de Arte Urbano Asalto. Se celebra cada mes de septiembre desde 2005 por lo que cumplirá su décima edición y se puede decir que se ha convertido en uno de los escaparates artísticos y culturales de la ciudad. Durante los días de festival se mezclan artistas venidos de medio mundo con los autóctonos para plasmar sus obras en las paredes de diferentes barrios en fachadas particulares y municipales. Lo hacen en apenas tres o cinco días y no solo pintan, ya que las bases incluyen artesanía, diseño, escultura y fotografía entre otras muchas disciplinas. También se organizan visitas guiadas y talleres para los niños, conciertos y conferencias.
Zaragoza incluye el casco antiguo, es por ello que después de la visita de rigor a la plaza del Pilar es más que recomendable dejarse caer por las calles aledañas. De hecho, existen rutas trazadas en zonas en las que además se mezclan los comercios de toda la vida con una buena oferta gastronómica.
Cabe destacar que el barrio de San José se incluyó recientemente y que ni qué decir tiene que entró por todo lo alto porque las dos reconocidas obras están en sus calles. Es una de las zonas más emblemáticas de Zaragoza. Un barrio tranquilo pero perfectamente conectado al centro a través de grandes arterias como la avenida que le da nombre. Primero fue una zona agrícola y después, industrial y en sus calles quedan alusiones de todo este pasado. Además, una de las referencias es el pabellón Príncipe Felipe, la casa del Basket CAI Zaragoza, así que, como el museo al aire libre no entiende de horarios, nada mejor que ver un buen partido antes de darse una vuelta por Castelar y Privilegio de la Unión, admirar los mejores murales de 2014 y encuadrar bien a la perdiz.