Matthew J. Saville: «El paisaje es un personaje más en el cine neozelandés»

Charlotte Rampling interpreta a la indómita abuela Ruth en "Juniper", ópera prima de Matthew J. Saville
Charlotte Rampling interpreta a la indómita abuela Ruth en "Juniper", ópera prima de Matthew J. Saville

El duelo y la celebración son vértices del mismo prisma y superpuestos proyectan la imagen de Juniper, ópera prima de Matthew J. Saville, director y guionista nacido en Durban (Sudáfrica), pero criado en Nueva Zelanda, tierra a la que está profundamente ligado. La veterana Charlotte Rampling y el debutante George Ferrier protagonizan este relato transgeneracional abuela-nieto en el que un joven problemático -extraviado desde el fallecimiento de su madre- y una convaleciente exfotógrafa de guerra -tan intratable como amante del alcohol- tendrán que aprender a cuidar uno del otro para afrontar la muerte y abrazar la vida.  

Nokton Magazine: Los enebros (junipers) son árboles de hoja perenne muy longevos, viven entre 350 y 700 años. ¿Cuánto de metáfora hay en el título de la película?

Matthew J. Saville: Las bayas de los enebros se utilizan para dar sabor a la ginebra. Sin embargo, en la tradición celta existe una asociación con la vida y la muerte. Sobre todo, me gustaba la sonoridad del nombre. He de decir, por cierto, que todos los árboles nativos de Nueva Zelanda son de hoja perenne.

NM: El vaso comunicante en la relación entre abuela, padre y nieto en la película es el dolor.  ¿Heredan las nuevas generaciones los traumas de sus progenitores?

MJS: Sí, así es, ese legado es una realidad que ciertamente he observado en mi familia. Se trata de un tema muy importante en la película, pues de algún modo, el núcleo principal de Juniper es como tal la familia.

NM: En una convivencia obligada, Sam y su abuela Ruth se enzarzarán en situaciones pintorescas, pero muy liberadoras. ¿Volverse loco es la mejor terapia para cerrar heridas?

MJS: Quería que todo lo positivo en el relato surgiera del conflicto y la oscuridad. Incluso Ruth, que le arroja el vaso a la cabeza a su nieto Sam, lo acaba salvando. Creo que perder la cordura de vez en cuando es bueno para todos.

NM: ¿Cuál ha sido el mayor desafío para sacar adelante el proyecto?

MJS: Solo te diré que fueron necesarios cinco años para conseguir la financiación y eso fue solo el comienzo. Personalmente, para mí lo más complicado de todo el proceso ha sido rodar el filme en muy poco tiempo.

NM: Charlotte Rampling interpreta el papel de Ruth, intransigente y sarcástica, de manera espléndida. ¿Qué significó su confirmación al papel?

MJS: ¡He tenido una suerte increíble! Es una excelente manera de iniciar mi viaje como director. Siempre agradeceré el espíritu aventurero que le trajo aquí. Lo que más valoré es que a Charlotte le encantara la película. Hemos trabajado muy bien juntos. Creo que me gustaría ser la versión “yo” de ella.

NM: El entorno natural y los tonos del amanecer atraviesan el plano y las emociones. ¿Cómo han influido los paisajes de Nueva Zelanda en el concepto del filme?

MJS: Esta tierra es mi hogar. Intenté recrear lo que yo mismo experimenté: Crecer. El paisaje es un personaje más en la mayoría de las películas neozelandesas, es parte de lo que somos. Pregúntale a Jane Campion.

NM: El trasunto emocional de los personajes se transmite delicadamente en la banda sonora. Llama la atención escuchar dos composiciones de Manuel de Falla. ¿Conocías su música antes de rodar Juniper?

MJS: ¡Tienes buen oído! No, no la conocía. La película está basada en mi abuela, ella vivía en Madrid cuando estalló la guerra. Amaba España con pasión, así que utilizamos su música y cuadró perfectamente. Es extraño cómo funcionan estas cosas. O encaja o no. Lograr el soundtrack más adecuado fue un desafío increíble.

NM: Charles Bukowski escribió: “Lo terrible no es la muerte, sino la vida que la gente vive o no vive hasta su muerte”. Podrían ser las palabras de una abuela para su nieto.

MJS: Creo que sí. El personaje de Charlotte (Rampling) es aspiracional en ese sentido. Por eso nunca quise que Ruth se arrepintiera o pidiera perdón. Destrozó corazones, insultó a la gente y también arrojó luz en la penumbra. Ha vivido fiel a sí misma, sin pedir disculpas.