La historia detrás del bra-burning en las manifestaciones feministas

A lo largo de su historia, el movimiento feminista, como toda manifestación ideológico-cultural, ha desarrollado una amplia simbología que comunica las consignas de sus luchas. Estos símbolos van desde el uso de los colores morado y verde en pañoletas, camisetas, banderas, etc., hasta la creación de enérgicos himnos de resistencia, usualmente acompañados de coreografías conceptuales.

Una de las expresiones más conocidas de la rebeldía feminista es el bra-burning. Pese a su aceptación unánime dentro de los grupos disidentes, sus orígenes son confusos y están envueltos en falsas descripciones hechas por los medios de comunicación de la época.

Los sucesos claves se dieron el 7 de septiembre de 1968, en Nueva Jersey. En aquel día se celebraba la elección de la Miss América de los Estados Unidos, por lo que representó una fecha especial para que los colectivos feministas protestaran contra la cosificación de la mujer. Encabezadas por el movimiento Mujeres Radicales de Nueva York, las feministas se ubicaron en los exteriores del centro de convenciones donde se desarrollaba la ceremonia. Inmediatamente, comenzaron a depositar en cubos de basura las prendas y accesorios más ‘tortuosos’ para mujeres, como rulos, zapatos de tacón alto, fajas, además de revistas como Playboy.

La petición hecha a la Policía para incendiar estos tachos de basura como acto simbólico les fue negada, por lo que renunciaron a este gesto. Sin embargo, al día siguiente The Washington Post publicó un artículo sensacionalista donde se señalaba que las mujeres habían quemado sus sujetadores en plena vía pública. Esta falsa noticia se propagó a nivel mundial, generando opiniones de todo calibre: por un lado, los opositores del feminismo emplearon este gesto para ridiculizar las manifestaciones de las mujeres pero, por otra parte, el bra-burning fue ganando un sitio entre las agrupaciones feministas como acto de liberación.

Fueron muchas las razones por las que el brasier, sostén o sujetador se consideró como prenda ‘opresora’. Una de estas causas fue que se fabricaban sin pensar en el confort de las féminas, según estudios de la Universidad de Franche-Comté conducidos por el médico francés Jean-Denis Rouillon. Esta tendencia ha ido cambiando y adaptándose a los nuevos paradigmas planteados por la población femenina. Actualmente, cada vez más marcas diseñan ropa interior para mujeres priorizando su comodidad. Incluso, muchas empresas textiles han sustituido el clásico sostén con aros y los famosos push up por sujetadores sin aros, sin costuras o en su variedad de strapless y bralette.

Para las luchas feministas existe una serie de prendas que representan la opresión y el sistema patriarcal, por ejemplo: los corsés, los velos religiosos, etc. La investigadora francesa Michèle Mattelart resaltó que muchos de estos elementos deberían ir apartándose de lo que hoy se entiende como “ser mujer” si se quiere tener una nueva figura de la mujer libre. Es por ello que, pese a que el bra-burning jamás se originó en el contexto que se le atribuye, su significado como manifestación libertaria no pierde vigencia. Su valor performativo es fundamental para toda expresión que busque seguir cuestionando los cánones de lo significa ser mujer en la actualidad.