Javier Marco: “¿Salvarías a la peor persona del mundo?”

Fotograma del corto 'Insalvable'
Fotograma del corto 'Insalvable'

Dos hombres, desconocidos hasta el incidente en que uno socorre al otro, se reúnen en un ostentoso restaurante. La invitación a una cena suculenta es el agradecimiento por un gesto altruista, pero cualquier decisión bienintecionada puede acarrear inhóspitas consecuencias. A partir de este escenario, Insalvable, el corto dirigido por el premiado director y productor Javier Marco (Alicante, 1981), incita a pasar de la teoría a la práctica cuando la decisión sobre la vida o la muerte recae no ya en un personaje, sino en quien mira desde el otro lado de la silla.

Nokton Magazine: La invitación de Ángel a Mauro es una manzana envenenada. ¿De dónde surge la idea de este perturbador encuentro con desenlace inesperado?

Javier Marco: La historia nace de unos amigos que tenemos Belén, la co-guionista, y yo. Un día contaron que habían salvado a una persona de morir ahogada en el mar y nos impactó mucho. En agradecimiento, la persona les invitó a cenar en un restaurante muy lujoso de Madrid. Era una persona estupenda y la cena fue genial, pero como es verdad que en la ficción cuanto más conflicto haya mejor, le dimos la vuelta para que no perdiera interés. Nos preguntamos entonces qué hubiera pasado si la persona a la que salvas fuera la peor persona del mundo.

NM: ¿Tuvisteis en mente desde el guión a Pedro Casablanc y Javier Pereira para interpretar a los protagonistas?

JM: Con Pedro Casablanc, con quien habíamos trabajado anteriormente, sí, aunque pensábamos que iba a ser complicado porque tenía mucho trabajo. A Javi le conocimos en el Festival Skyline de Benidorm. Yo seguía su carrera hace mucho tiempo y me encantaba su trabajo. Nos reunimos en un VIPS, se lo propuse y justo para las fechas de rodaje tenía disponibilidad. Solo contábamos con un fin de semana para grabar el corto, pero la magia del cine se alineó. De haberlo retrasado, no hubiéramos podido hacerlo. Fue genial porque incluso pudimos ensayar y fue un proceso muy bonito. Es uno de los momentos que más disfruto como director. El guión era otro nivel con ellos y aportaron propuestas muy positivas para incorporar a la historia.

NM: Los ecos de thriller sostienen la tensión de un relato con fuerte trasfondo social. ¿La moral apela a la conciencia colectiva, aunque parezca definirse desde la individualidad? 

JM: Para nosotros era importante hablar sobre la moralidad, la manipulación y el uso del poder que uno tiene y cómo lo utiliza sobre los demás. Nos parecía que el personaje de Ángel (Pedro Casablanc) tenía sus motivaciones, pues está acostumbrado a actuar así, pero no se da cuenta de que hay otras maneras. Quiere salvar a Mauro como Mauro le salvó y devolverle el favor. Mauro, que recibe amabilidad y lujo al principio, va desenmascarando poco a poco a Ángel y se da cuenta de que a lo mejor ya no debería estar allí. Pero viene la parte de preguntarse qué harías, si salvarías o no a la peor persona del mundo. El detonante del corto fue ese momento moral de los seres humanos. Para nosotros había una respuesta clara. Luego en los coloquios descubrimos que entre el público cada uno opinaba de una manera. ¡Fíjate qué interesante es el cine! Me gusta contar historias sobre las emociones y el ser humano, aquellas que a mí también me interesan como espectador.  

NM: Según crecen las sombras de Ángel se descubren los contraluces de Mauro. ¿Aquí nadie se salva?

JM: Ángel le dice a Mauro que son parecidos porque sabe que Mauro trabaja en algo no muy ético (impagos) aunque sean oficios del día a día y, de hecho, Mauro tiene problemas de insomnio. Para el espectador es una buena persona que se siente mal haciéndolo, pero que tiene que pagar facturas y sostener a sus hijos. Por ese hueco es por donde le ataca Ángel. Me gusta la pregunta que surge en el último plano: ¿Qué pasaría si Mauro no salva a Ángel? El mundo parece querer matarlo, pero gracias a la gente que no le conoce, se va salvando. ¿Pero si de repente la única persona que te puede salvar sabe que no eres una buena persona? ¿Le salvas o no? Y solo tienes diez segundos para pensarlo.

Fotografía del director y productor Javier Marco, autor del corto ‘Insalvable’.

NM: El espacio es amplio y suntuoso, pero según la conversación avanza los planos cercan a los dos comensales y a los postres ya está más que confirmado que no hay digestión liviana. ¿El espectador solo puede sentarse a esta mesa -y es importante que lo haga- desde la incomodidad?

JM: Sí, para nosotros el punto de vista del espectador son los ojos de Mauro. La cena que le propone Ángel será una experiencia que no olvidará, pero no en un sentido prometedor. Según la situación va tensándose, los planos abiertos del espacio y encuadres de platos de buena comida pasan a mostrar una situación de pesadilla tras los ojos de Mauro a través de planos cerrados sobre él y sobre Ángel y con un plano picado que llegados a la encerrona es el clímax emocional de Mauro.  Hemos querido jugar con la puesta en escena para expresar la opresión.

NM: Call back, Amianto, A la cara, Josefina… Sus relatos nos presentan la vibración de dos personajes en cuyas interacciones el espejo devuelve la mirada del otro. ¿Qué os mueve, qué halláis Belén y tú en esta armonía de contrarios?

JM: Cuando tienes dos personajes tan distintos entre sí tienes oro. Solemos irnos a personas que, si no fuera por una casualidad, nunca se hubieran encontrado. Dos personajes que se mueven en sitios muy diferentes en la vida, pero hay un momento en el que se juntan y se miran a los ojos. Este encuentro produce una conversación que les cambia la vida. Nos gusta justamente esto. En ‘A la cara’ pasaba con una periodista súper famosa que se junta con un hater que es un pobre hombre desgraciado con el que nunca coincidiría si no fuera por el tuit que éste lanza. Si es verdad eso que dicen de que cuando mueres pasan las imágenes de tu vida por delante de ti, seguro que así sucede tanto para el hater como para Mauro en ‘Insalvable’.

NM: Ganaste el Goya en 2021 con el corto “A la cara” y fuiste nominado por tu primer largo, “Josefina”. ¿Cómo sería repetir una experiencia similar con Insalvable, que atesora tantas selecciones y premios?

Creo que los premios están bien, pero tampoco sin obsesionarse. Cuando empezaba en este trabajo creo que le daba más importancia que ahora. Sí que es verdad que te ayudan un montón, sobre todo porque hace que tu proyecto se vea más al despertar la curiosidad de la gente, pero no eres tan bueno cuando ganas como tan malo si no ganas. El arte es subjetivo y hay muchas razones por las que un proyecto gana antes que otro. Simplemente estar entre los 15 cortos candidatos a la nominación al Goya hace que lo hayan podido ver muchos académicos y eso es un premio en sí. Imagínate si llega la nominación… evidentemente nos alegraríamos, pero sabiendo que lo importante es seguir dedicándote a contar historias y trabajando en este mundo que es tan difícil.

NM: El próximo año llegará a las salas tu segundo largo, que amplía el universo que presentabas en A la cara y que se aproxima a temas de nuestro tiempo, como el acoso en redes sociales. ¿Cuál era el principal objetivo en el salto de un formato a otro?

JM: Hicimos el corto sin pensar en un largo. Se rodó a finales de 2019, empezó a ir bien en festivales, pero llegó la pandemia. Aún así recibíamos feedbacks y mucha gente nos preguntaba si no habíamos pensado que sería un buen punto de partida. Aunque pensábamos que ya habíamos contado el tema que queríamos tratar (la consecuencia del odio en las redes sociales), nos planteamos hacer un tratamiento mientras estábamos encerrados en casa por el COVID. Nos gustó lo que salió porque la película trataba más temas, como la culpabilidad, la maternidad y la paternidad, el suicidio o el duelo por un ser querido. Este aspecto, el apoyo de Pecado Films y las ganas de trabajar con Manolo Solo y Sonia Almarcha nos llevaron hacia delante a pesar del riesgo de las comparaciones o de que el largo pudiera parecer un corto alargado.

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