Guerras, manicuras y otras razones para salvar el Gender Museum

imagen promocional #savegendermuseum
Hablamos con María Sánchez, la española que viajó a Ucrania para meter en cajas un museo y decidió hacer todo lo contrario.

«Es como si quisiera hablaros de la magia sin que esta palabra existiera en vuestro idioma».

María Sánchez es la voz en español del proyecto #SaveGenderMuseum, una iniciativa que nació en enero de 2015 con un propósito urgente: salvar del cierre al único museo de género de Europa del Este, situado en la ciudad ucraniana de Járkov, a unos 800 kilómetros de la capital del país.

Cuando María llegó a Ucrania en abril de 2014, poco después del Euromaidán y del fatídico Jueves Negro en Kiev, encontró una situación tensa y más difícil de lo que había imaginado. Tras varios trabajos en galerías y centros de arte cercanos, su voluntariado europeo la llevó hasta el Gender Museum, donde, lejos de lo que ha acabado siendo su papel, fue designada para lo único para lo que no se había preparado: clausurarlo.

El comienzo de la guerra y la crisis habían hecho que este museo de 55 m2, emplazado dentro de una antigua vivienda soviética con inquilinos, pasara de recibir más de 500 visitantes entre 2013 y 2014 a pender de un hilo por no poder asumir las facturas de la luz ni los mínimos gastos de mantenimiento. Esta era la situación económica del Museo de Género cuando llegó María y la que viviría actualmente si no dependiera de #SaveGenderMuseum:

*Se incluye la equivalencia de los importes en otras divisas internacionales para ayudar a su comprensión.

ayudas museo género járkov

En este punto, las posibilidades de María parecían limitadas: desempeñar su trabajo, meter en cajas los más de 3.000 objetos del museo e irse o, por qué no, salir huyendo, ponerse cualquier excusa para evitar ese conflicto ético que supone echar tierra a lo que debería estar germinando y no mirar atrás. Nadie le hubiera reprochado que abandonara un conflicto bélico, una ciudad extraña, para escapar de una tarea poco agradecida.

Al final, ninguna de estas salidas acudieron a su mente; en vez de ello, de alguna forma se obsesionó con la manera de parar lo imparable. «Mis compañeras pensaban que no quería trabajar – nos cuenta en una entrevista-, que quería escaquearme. Pero lo único que hacía era pensar en cómo podía sacar adelante todo aquello«.

poster mujeres gender museum«En un contexto de guerra las ciudades tienen que seguir su vida». María sabía lo importante que era fortalecer el tejido cultural en un país en el que aún se levantaban barricadas. Más aún: lo importante que era concienciar sobre el papel de la mujer en una cultura en la que no existía la palabra género. ¿Cómo explicarla entonces?, ¿cómo hacer que la magia fuera una realidad en el idioma de las mujeres y hombres ucranianos?

El Gender Museum es necesario

Las últimas guerras hicieron que los países ex-soviéticos como Ucrania perdieran a mas del 80% de sus varones. Como explica María, el país tiene un 50% más de mujeres que de hombres y ellas, educadas en la convicción de que sus vidas se deben al cuidado de los hijos y del hogar, mantienen una rivalidad feroz por encontrar un marido, hasta el punto de pelearse por el mejor espacio de la barra del autobús para presumir de manicura. Ante este panorama, parece fácil suponer la importancia de un museo como el de género en el país.

Por otro lado, las precarias circunstancias de sus instalaciones dificultan el acceso a él; como nos explica María, las personas que se acercan hasta allí lo hacen porque han oído hablar de su existencia y están interesadas en descubrir los tesoros sentimentales, casi antropológicos, que alberga. El procedimiento para visitar el Gender Museum es una llamada al móvil de Tetiana Isaeva, la directora del museo, que se cita con los interesados para abrirles la puerta y realizar un recorrido por su exposición. Esta peculiaridad tiene un lado positivo para quienes dedican su vida al museo, ya que supone «un interés que tiene más calado».

libros texto niñas ucrania
Una muestra de la clase de libros que tienen como referencia las niñas ucranianas.

En cualquier caso, si el visitante no va al museo, Tetiana se encarga de llevarlo allá donde sea necesario. En concreto a muchas de las aulas de Járkov, donde su misión didáctica hace olvidar por unas horas los libros de texto para niñas, ilustrados con directrices sobre su feminidad. Y es que en un país donde los colores azul y rosa delimitan las posibilidades de hombres y mujeres de forma taxativa, jugar a intercambiarlos es una buena manera de romper esquemas.

objetos gender museum
Una antigua máquina de coser y un samovar entre los objetos del Gender Museum.

#SaveGenderMuseum

Consciente de la necesidad de conservar el Museo de Género, el pasado enero María decidió aportar de su propio bolsillo el dinero necesario para cubrir sus necesidades básicas. Tras ella, su familia se volcó ocupándose de los meses de febrero y marzo. Si hay una condición para donar dinero a #SaveGenderMuseum, esta es creer en él y en su importancia como recordatorio continuo del valor de la mujer en una sociedad como la ucraniana.

En torno a esta idea ya se está tejiendo una red de personas que colabora sufragando el día a día del espacio. Ellas son patrocinadores, padrinos, madrinas, gente implicada de diversas maneras que, bajo este hashtag claro y conciso, ayuda a María y a sus compañeras para alargar la vida de este pequeño gran museo.

Si quieres ser uno de estos colaboradores, visita la página en español de #SaveGenderMuseum, donde encontrarás toda la información sobre el proyecto.

Fotos: María Sánchez / Flickr Save Women’s History