¿El amor es ‘Sólo química’?

Hablamos con el reparto del filme del momento, la comedia 'Solo química'.

La actriz Ana Fernández, rebautizada en su debut cinematográfico –para evitar equívocos- con el nombre completo de su documento nacional de identidad (Ana Carlota Fernández) nos cuenta el riesgo que corrió el rodaje de la nueva película del director Alfonso Albacete, Sólo química en la que toma el peso de cada uno de los planos. A cada costado de su perfil le atesora una mirada. A la derecha, la del actor Alejo Sauras; a la izquierda, la del intérprete argentino Rodrigo Guirao. Como en un ring, ambos aspiran en la pantalla a la conquista definitiva de la protagonista.

«Tengo que decirlo – confiesa bufando Fernández -. Al principio no había química entre nosotros tres y Alfonso me pidió angustiado que le salvase el proyecto y yo le dije ‘
Alfonso, no sufras, yo te salvo la película
’. Su tono heroico provoca el estallido de una profusa carcajada. Sauras coloca la guinda al relato de su compañera: “Luego Ana se hizo un poco más humilde y todo fue mejor”. Las risas continúan. Sentados en el salón, recordamos las palabras de Albacete minutos antes (“he querido hacer una película de gente guapa, de amor y lujo, pero con el toque humano”). No cabe la menor duda de que estamos ante un trío atractivo y prometedor. Su sintonía pone en relieve que lo suyo es, valga el título del filme, Sólo química.

En esta romcom sobre “cine dentro de cine” que se inspira en las comedias del Hollywood clásico como Sabrina y Cantando bajo la lluvia, Alfonso Albacete concede un pase VIP al público para que conozca desde la piel de su protagonista -una joven y anodina veinteañera que se enamora de un famoso actor mientras su mejor amigo, un psicólogo desconfiado de los sentimientos, se enamora de ella- esa otra realidad invadida por photocalls, fiestas y yates de lujo. Su lado menos luminoso también tiene cabida. “No sé si habrá una admiradora que haya conseguido a su ídolo… seguro. Tú te puedes enamorar de alguien en una pantalla, pero ¿y cuándo descubres a la persona? Es interesante acercarse al mundo de las apariencias. Lo hago con muchísimo respeto a los/as fans y desde el filtro de la comedia” explica el director, señalando el Festival de Málaga como germen de la idea. “Cuando la presentamos allí, sentía que los cristales se estaban superponiendo. Jefes de prensa coordinando la alfombra roja que luego veías en la pantalla actuando como jefes de prensa, periodistas –Fausto Fernández, Pere Vall…- también fuera y dentro…

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«¿Qué es verdad? ¿Qué es mentira?”. Confiesa que Sólo química es “lo mejor que le ha pasado en la vida”. Y añade: “Quizás más adelante vuelva a la dramedia. De la soledad del director, de la España triste e inmersa en la crisis que dejé hace cinco años cuando me fui a viajar, nació este positivismo, unas ganas locas de hacer una película para arriba”.

Ana Fernández lo confirma. Ha corrido, bailado, boxeado… hasta agotar el 120% de su energía. Un papel así lo requería. Albacete escribió el personaje para la actriz hace cinco años, eclipsado por su espontaneidad e incluso actitud deslenguada. “Me llama ‘la niña sin filtro’. Me considero muy directa, pero desde los comienzos he madurado. Con este papel he hecho terapia regresiva” nos cuenta la que por aquel entonces recibía el apodo de “Chispitas” en Los protegidos. “Ríete, ríete… pero una vez casi me cuesta la vida la repercusión del personaje. Estando bañándome en la costa una chica me tiró una banana hinchable y se me lanzó al cuello. Nunca he tragado más agua” comenta echándole humor.

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Es la única que admite sin tapujos la fuente de su fanatismo adolescente. “Con las Spice Girls cubrí el cupo”. Rodrigo Guirao confiesa un nombre, no sin cierta timidez: Elvis Presley. “De chico era fanático de su aura y la del cine de los años 50”. Sauras le da vueltas, pero no recuerda haber idealizado a nadie. Le sorprende el fenómeno. “Ir allá donde está la persona que admiras ya me parece una locura y digno por el dinero y esfuerzo que supone”. Sumido en la gira de El Eunuco, lo ha experimentado al menos un par de veces. “
Encontrarte a la misma persona a la salida de los teatros, recorriéndose España para verte…
”.

¿Se ponen de acuerdo los protagonistas sobre si la química responde al gen del romance? Han invertido casi una mañana de entrevistas en alcanzar un acuerdo de mínimos. “El inicio del amor necesita química, luego ya…” sintetiza Fernández, a quien Albacete describe como “una profesional a lo bestia”. Para el director, Sauras -viejo conocido de su filmografía- armoniza “complicidad y coaching” y Guirao maneja “la luz” sin darse cuenta. Sus tres pupilos alaban la capacidad y el cariño de Albacete para dirigir a los actores.

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“El amor no es un sentimiento, es un sentido, el sentido que nosotros le damos a la vida. El sentido de la mía es el cine, para mí el amor es puro cine”. Acude prácticamente a diario a las salas, repite filme hasta tres veces, se aprende los diálogos… “Cualquier pareja mía lo tiene fatal porque no puede competir con el celuloide” afirma con una risa. Está enamorado de la profesión y de la inmensa lista de artistas y amigos que se han vinculado a su séptima película. José Coronado, Bibi Andersen, Rossy de Palma -la “reportera dopada”-, Silvia Marsó, Neus Asensi, Natalia de Molina o María Esteve –cuya bis cómica se echaba en falta- constituyen la flora y fauna de la historia, ubicada en Barcelona. ¿Le falta alguien al director? “Me hubiera encantado que Cayetana Guillén Cuervo fuese una de mis chicas, ha estado desde el principio a mi lado”.

Ante una ausencia, un puñado de apuestas musicales. En la banda sonora, resuena la escena alternativa con Miss Cafeína, Second, Zahara y el tema homónimo a la cinta que interpreta Fangoria en los créditos finales.  El cine español no cierra por vacaciones. Su comedia romántica del verano azota ráfagas de optimismo, feromona y dopamina. El cerebro hará el resto.