Diseño social desde Argentina

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Entrevistamos a Pablo Bianchi, diseñador industrial y abanderado del Postdiseño, sobre cómo el diseño social puede ayudar al mundo.

Diseño y sostenibilidad es para muchos – en realidad para aquellos que apuestan por un cambio social desde lo social – una combinación ganadora en la que vale la pena invertir tiempo y energías. Si es verdad que el diseño ha llegado al siglo XXI para transformar los usos y por tanto las necesidades, debe serlo también que su vertiente más solidaria es la herramienta indicada para iniciar este amable Armagedón.

Desde esta base, y bastante más allá de un simple croquis en la pizarra de los teóricos del cambio, personas convencidas y comprometidas predican sobre el potencial del diseño social aplicado desde un enfoque cultural. Entre ellos está Pablo Bianchi, diseñador industrial, investigador y profesor universitario en su Argentina natal, quien habla de todas estas cuestiones en diferentes foros bajo el interesante concepto del Postdiseño. Con este término, acuñado por él mismo, Bianchi intenta «descifrar cómo pueden relacionarse positivamente diseño, cultura y sustentabilidad», y sobre esto mismo versó hace unos días su participación en las charlas abiertas organizadas dentro de Sumá Uso!, el concurso convocado por la Fundación Sagrada Familia para diseñar equipamiento urbano destinado al espacio comunitario de Suelo Firme, en Buenos Aires.

Para comenzar a explicarnos su visión del diseño social, lo mejor es despejar incógnitas: «Pensar que el diseño solo puede existir vinculado al sistema de consumo es, a mi juicio, un error», dice Pablo Bianchi. Y nos invita a un ejercicio de reflexión, a imaginar un escenario diferente: «¿Qué pasaría si los objetos fueran diseñados y producidos teniendo como foco su valor social, ambiental y cultural? ¿Qué ocurriría si el lucro no fuera el fin último de la economía capitalista?». En el marco del Postdiseño, por tanto, no necesitamos de los mecanismos conocidos en el marketing y la publicidad a los que nos hemos acostumbrado, lo que ya de por sí resulta gratificante. Explica el diseñador argentino que los objetos nos hacen humanos y es precisamente este axioma el que sintetiza todo su planteamiento: «El diseño, como vehículo para la creación de objetos que resuelven las reales necesidades de las personas, tiene en ese contexto mucho para dar».

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Pablo Bianchi, diseñador industrial y jurado de Sumá Uso!

Sin embargo, «para pensar el ecosistema objetual en el que vivimos de otra manera», es imprescindible la variable cultural. «Entender los cambios culturales puede servir para generar productos que encarnen nuevas ideas y sirvan para generar impactos positivos que nunca se lograrían sin ellos. Un compostador, una bicicleta o un generador eólico no son meros productos: son símbolos, vehículos de un cambio cultural», sentencia Bianchi.

Además de participar en los coloquios convocados con motivo de Sumá Uso!, Pablo Bianchi es, desde hace varios años, miembro del jurado que selecciona los mejores proyectos presentados al concurso. Entre las condiciones para presentar ideas al certamen, está la refuncionalización de materiales en desuso; es decir, que el producto final debe resultar económico, de simple ejecución y emplear una mínima cantidad de materiales y procesos, coherente con una producción de bajo coste y en consonancia con una vivienda social. Si se puede hablar o no de un diseño low cost, Bianchi muestra poco interés en el concepto, y matiza: «El uso innovador de los acotados recursos materiales disponibles es el rasgo identitario más relevante del diseño argentino (…). Mucho del mejor diseño argentino y latinoamericano trabaja día a día motorizado por el ingenio para proyectar sin que la escasez de recursos sea un obstáculo para la dignidad del producto».

silets1Sobre la importancia de esta y otras iniciativas por la vivienda social, el diseñador industrial reivindica: «Muestran que el potencial transformador del diseño va mucho más allá de los requerimientos del mercado. Como profesional comprometido y como docente, considero una responsabilidad apoyarlas ya que visibilizan situaciones sociales que, de otro modo, permanecen ocultas para muchos a pesar de su ubicuidad».

Imágenes cedidas por Fundación Sagrada Familia.