Prefabricar una banda musical, diseñarla desde el punto de vista estético, aupar como ídolos desde el primer concierto a los integrantes… todo ello es esencia del K-pop; un género nacido en Corea del Sur y que suma millones de seguidores en el mundo.
Suman premios, discos de oro, fans, muchos fans… y todo ello midiendo al milímetro el comportamiento y la apariencia de cada miembro del grupo (normalmente o masculinos o femeninos), porque aquí se dedica mucho esfuerzo en definir de antemano cada banda para la que se realizan múltiples audiciones. La coreografía, la estética y la propia música perfilan este fenómeno en el que algunas bandas, como BTS, ya han superado en reproducciones de un videoclip a Taylor Swift.
En Europa también se presentan las giras de estos artistas y hay dos españolas apasionadas del género que, dando un paso más allá, han publicado la primera novela en España con el K-pop como telón de fondo. Se trata de De Seúl al cielo (Nocturna) escrita por Silvia Aliaga y Tatiana Marco (ambas de Zaragoza) que han asistido a conciertos en Corea, Japón, Francia y España.
Precisamente un viaje a Corea del Sur es el inicio de la novela, aunque sus tramas parten de varios países. Los personajes principales son Paula, una bailarina seguidora del grupo R*E*X, Cris una joven que se ve envuelta por azar en la misión de devolver un preciado objeto a un componente del grupo, y Jay, ese miembro de la banda que funciona como hilo de esta novela. El recorrido físico y emocional de los personajes conduce una trama cargada de encuentros y descubrimientos que tiene varios escenarios entre los que se cuela de forma notoria el café Stardust. Los porqués de ese viaje a Seúl van tornando a medida que avanzan las páginas, a una velocidad jovial y necesaria para transmitir la vorágine de sentimientos y sensaciones.
Con una cuidada edición, De Seúl al cielo también está marcada por el uso de las ilustraciones (firmadas por Inma Moya). Las que sirven de retrato al comienzo para poner cara a sus personajes y las que acompañan a cada protagonista cada vez que comienzan sus capítulos. Unas zapatillas de ballet para Paula, un cuaderno para Cris que nos cuenta sus impresiones (y nos mantiene en vilo desde la primera entrada) escribiendo en formato de diario con interpelaciones directas al lector, y ese colgante de gran valor que representa a Jay, quien nos traslada al ritmo imparable de los grupos de K-pop.