Celia Santos acaba de publicar El país del atardecer dorado, una novela que recupera un hecho real un tanto oculto; la Operación Marta. En la que decenas de mujeres durante la España franquista fueron conducidas a Australia para trabajar y repoblarla. La novela no se queda ahí y nos lleva por un viaje cargado de intrigas y secretos.
Nokton Magazine: La novela parte de un hecho histórico poco conocido, el ‘Plan Marta’, en el que en 1961 llevaron a decenas de mujeres a Australia vendiéndolas un futuro prometedor que poco tendría que ver con la realidad. ¿Cómo llegaste a conocer un suceso como este?
Celia Santos: De la forma más simple: leyendo un artículo en un periódico. Me llamó la atención porque era una historia de mujeres migrantes, concretamente españolas. Lo leí y no pude dejar de pensar en ello. Y cuando empecé a imaginar la historia y los personajes, supe que tenía que escribirla.
NM: Además del desconocimiento sobre el ‘Plan Marta’, al ir avanzando en la novela se va tomado conciencia también del desconocimiento de esa Australia de los años `60 con un racismo aún tan imperante. Al indagar sobre esto, ¿consideras que todos los países que recibían inmigración española se comportaban de forma similar?
CS: El racismo en Australia está presente incluso hoy en día. El año pasado ese país celebró un referendum para reformar la constitución y que éste reconociera a los indígenes y ganó el no por un 59,8%. Los emigrantes siempre son motivo de rechazo y racismo, da igual el origen o el destino.
NM: Se palpa la documentación en cada parte del relato de El país del atardecer dorado, donde se entrelazan historias del holocausto, del movimiento sindical, de la España de posguerra… ¿eres de las escritoras apasionadas en la investigación o simplemente lo consideras parte del trabajo de escritura?
CS: La documentación es, para mí, el proceso más apasionante. El problema es saber cuándo parar y ponerme a escribir la novela. Hay que tener mucho cuidado con el exceso de información. Pero sí, es algo que disfruto mucho.
NM: Es muy expresivo el tratamiento que realizas sobre las diferencias culturales (comida, naturaleza, fauna…) que la protagonista, Elisa, encuentra al llegar a Australia. Teniendo en cuenta que la ‘Operación Marta’ buscaba la repoblación de Australia, ¿alejar tanto a esas mujeres de su cultura habitual podía ser una estrategia para “manipularlas?
CS: Los choques culturales siempre existen en las migraciones, pero no es lo más duro. La manipulación venía de la necesidad de afecto, la lejanía de los seres queridos y la educación, que eras las carencias que la Iglesia y los gobiernos aprovechaban para llevar a cabo su plan: repoblar Australia.
NM: ¿Has llegado a tener alguna información de las mujeres que se quedaron allí?
CS: Sí, aún viven muchas de ellas. Se casaron, formaron familias, ahora tienen nietos… Aunque algunas volvieron a España después de jubilarse, como la protagonista del artículo que me dio a conocer la Operación Martha, que ahora vive en Asturias.
NM: Tras La maleta de Ana y La niña de Rusia de nuevo centras la nueva novela en esas mujeres que tuvieron que salir de su país de origen. Siempre en el s. XX. ¿Cuánto queda aún en las emigrantes de hoy de esos procesos que se usaban para convencerlas del viaje? ¿Te planteas saltar del género histórico a una trama contemporánea?
CS: Supongo que cada cual recuerda su experiencia según las circunstancias que les haya tocado vivir. Hoy en día, desgraciadamente, lo que ha cambiado es la nacionalidad de las protagonistas. No es algo ajeno. Esas mujeres que salieron de sus hogares en busca de un futuro mejor están entre nosotros, solo que de otra nacionalidad. Y también tienen sus propias historias. Los procesos puede que sean distintos pero unas y otras tienen mucho en común.
El salto de género dependerá de la historia que vaya a contar. Nunca sabes dónde y cuándo se desarrollará la siguiente novela.
NM: El fondo que mueve la historia es el amor, en este caso la búsqueda del novio que ha emigrado y ha dejado de enviar cartas. Aunque van surgiendo otros potentes sentimientos como la venganza. ¿Continúa siendo el amor el motivador más poderoso?
CS: Creo que no, aunque a veces utilicemos el amor como escudo o disfraz para otros motivos, ya que en nombre del amor parece que se pueda hacer cualquier cosa. Si alguien cruza el planeta para salir adelante y ayudar a su familia no resulta tan romántico como decir que lo haces por amor. Para en la literatura pero también en la vida real.
NM: Hay un personaje muy interesante en la novela, Camila. Una periodista que ayuda a la protagonista a la par que investiga sobre los extraños sucesos que están ocurriendo entre los trabajadores de las plantaciones, ¿hay constancia de si en aquel momento en la prensa australiana se recogía información sobre el ‘Plan Marta’? ¿Continúa la prensa siendo la investigadora de grandes sucesos?
CS: Hay una anécdota muy curiosa al respecto, y es que en algún periódico a alguien se le ocurrió la idea de publicar un artículo sobre las empleadas de hogar españolas diciendo que trabajaban completamente desnudas. Uno de los párrocos de emigración tuvo que desmentirlo. Como ves, las noticias fake existen desde siempre.
Gracias a los periodistas se han conocido historias importantes incluso para la historia. Esos merecen todo mi respeto. Los peligrosos son los que se dejan comprar para tapar o falsear los datos y los sucesos. Y eso no podemos consentirlo.
NM: Y, para terminar, ¿tienes algún próximo proyecto ya en mente?
CS: Siempre hay temas e historias que quiero escribir. Estoy entre dos o tres, a no ser que me tropiece con otra historia que me haga aparcarlas de nuevo.