El cabaret de los hombres perdidos

Una obra de teatro, un cabaret, un musical atípico... Este show es muchas cosas a la vez, hasta un bombón envenenado. El actor Cayetano Fernández nos lo cuenta.

Un joven desorientado huye en la noche, ha sido agredido y no tiene a donde ir. Busca refugio y lo encuentra en uno de esos antros en los que suelen acabar las almas más solitarias y trasnochadas cuando la única compañía que persiguen es la de los tragos de una última copa. El chico es Dicky (un joven maltratado por la vida que sueña con ser cantante) y el sitio en cuestión, el Tatoobar (donde tanto te sirven un whisky, como te tatúan o te ofrecen tu futuro en bandeja); un lugar entre lo real y lo onírico donde el protagonista se va a enfrentar cara a cara con su destino. La sinopsis de El cabaret de los hombres perdidos ya promete de por sí, y la verdad es que la obra no defrauda. Desde el principio mete al público de lleno en un sórdido universo maquillado con toques de musical, vodevil y humor negro.

En Nokton Magazine nos hemos citado con Cayetano Fernández, encargado de dar vida al personaje de Dicky. Charlando con él hemos llegado a la conclusión de que existen razones más que suficientes para atravesar el umbral del Tatoobar y darse una vuelta por el lado salvaje (que diría Lou Reed).

Del off de París al cielo

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Cayetano Fernández es Dicky.

Escrita por los franceses Cristian Siméon y Patrick Laviosa El cabaret de los hombres perdidos se estrenó en el off de París en el 2006. Tanto el público como la crítica acogieron la obra con los brazos abiertos, consiguiendo ésta varios galardones, entre ellos dos premios Molière. El éxito de la obra no se quedó en la ciudad de las luces; una adaptación dirigida por Lía Jelín,  hizo que el show triunfase también al otro lado del charco, concretamente en Argentina, donde consiguió nada menos que seis premios Hugo.

Fue allí, en Buenos Aires, donde Cayetano descubrió la obra por primera vez. “Cuando la ví me encantó. Me enamoré del musical antes de saber que lo iba a hacer”. Como si estuviera predestinado, acabó protagonizando la nueva versión del espectáculo dirigida por Víctor Conde. Una adaptación que, tras su estreno en Zaragoza, estuvo hasta hace poco en los escenarios madrileños (Teatros del Canal y Teatro Infanta Isabel).

Esto no es Broadway, pequeños

“Bienvenidos, no hay sitio peor, avisados están, no reclamen y digan después que se quieren marchar”, advierten cantando tres de los personajes al inicio del show. Tres animales nocturnos que componen la fauna del decadente local: un tatuador homosexual, un transexual y un hombre con aire de canalla que se presenta ante Dicky como su ‘destino’. Juntos le harán ver cómo su sueño de convertirse en una estrella de la canción se puede tornar en pesadilla.

Desde el principio todo indica que estamos ante un espectáculo transgresor, caracterizado por la mezcla de géneros. Es una obra de teatro, es un cabaret y también es un musical, pero atípico. Huye de los parámetros estándar de los musicales a los que estamos acostumbrados, tanto en la puesta en escena como en el contenido. Cayetano así lo corrobora, “los musicales, por lo general, son más banales, ligeros; no suelen tener una carga tan profunda, dramática”. Lejos estamos del glamour de la versión de Cabaret protagonizada por Cristina Castaño.El cabaret de los hombres perdidos es diferente por el tipo de personajes, la atmósfera, el mundo de la noche. Es oscuro y sórdido”. Una atmósfera bien trabajada con la que se pretendía, en cierta manera, evocar la esencia y el espíritu, desenfadado y semiclandestino, de los cabarets parisinos y berlineses de principios de siglo.

El cuarteto perfecto

El cabaret de los hombres perdidos le ha dado la oportunidad a Cayetano de trabajar con profesionales que siempre ha admirado. Ignasi Vida, Armando Pita y Ferrán González lo acompañan en esta peculiar aventura. “Llevan muchos años en teatro, los conocía y era su fan. Ahora me ha tocado trabajar con ellos y estoy aprendiendo mucho”.

Los cuatro actores consiguen hacer suya cada función (algunos incluso interpretando a varios personajes diferentes), acompañados durante las canciones por un virtuoso pianista, German Hucich.

Un bombón envenenado

Así se refirió a la obra en su día Lía Jelin y así lo hacen ahora los actores del actual elenco. “Un bombón por fuera es muy apetecible, pero por dentro puede tener veneno”, explica Cayetano. Toda una metáfora del drama que se esconde tras los números musicales y cómicos. La historia de Dicky “es una historia dura” en la que todos nos podemos reconocer. “Dicky vende su alma y su cuerpo y creo que en el mundo todos nos vendemos a veces de alguna manera y acabamos haciendo cosas que no queremos”.

El cabaret de los hombres perdidos se va de gira. Si eres de los que pasa de las advertencias y no tienes miedo a perderte en su interior ¡atento!. Próximas citas: el jueves 3 y el viernes 4 de marzo en el espacio cultural Espai Rambleta de Valencia (21h.) y el viernes 11 de marzo en el Palacio de Festivales de Cantabria, en Santander  (22h.).