Biglemoi: diversión premeditada

Biglemoi: diversión premeditada
Los componentes de Biglemoi, al fresco.
Canciones sin prisa ni etiquetas que demuestran que en Nueva Orleans no solo se toca blues o jazz.

Es difícil encontrar a alguien que pueda pronunciar bien a la primera el nombre de este quinteto, formado en Nueva Orleans, aunque cincelado por los distintos orígenes de cada uno de sus miembros. Lo confiesa entre risas a Nokton Magazine su teclista, la española Violeta del Río. Biglemoi, o, como suena, Big-le-mua, viene de La espuma de los días y del baile que nació en la imaginación de su autor, el escritor francés Boris Vian, que inventó esta danza, de la que aseguraba que permitía a quienes la ejecutaban producir “interferencias”, y crear “ondas parásitas que hacen vibrar sincrónicamente los miembros por separado”.

Biglemoi: diversión premeditada

Con eso, con las interferencias, con las ondas y las vibraciones, tiene que ver y mucho lo que hace esta banda, que en su perfil oficial en BandCamp, en el que puede escucharse su primer EP, Biglemoi, en la calle desde el pasado julio, hace referencia a etiquetas como el rock alternativo, el folk, la psicodelia y lo experimental. Pero que en realidad es mucho más. Ante todo, por el crisol cultural que conforman quienes componen la formación. “Solamente Jonathan (Arceneaux, batería) y Matt (Bigelow, bajo y coros) son de Nueva Orleans. Jordan (Prince, voz y guitarra) es de Mississippi. George (Elizondo, voz y guitarra) es de Managua, Nicaragua. Y yo soy de Madrid”, enumera la teclista, que también se encarga de los coros.

Biglemoi: diversión premeditada

“Cada uno hemos crecido o hemos escuchado una música distinta de nuestros padres, en nuestra infancia y adolescencia, música de nuestros países, y hemos querido usar esto a nuestro favor”, indica. El escenario también juega en su beneficio. Cuesta pensar en Nueva Orleans y no escuchar música de fondo. Del Río reconoce que es una ciudad “increíble para los músicos”. La teclista recuerda también que, cuando su tía Rocío le propuso que llamasen a su banda Biglemoi, decidió volver a leer La espuma de los días y descubrió en su prólogo que Boris Vian también vivió en Nueva Orleans, y que defendía que no había nada mejor que su música. “Así que nos lo tomamos como una señal y le pusimos ese nombre al grupo”, comenta.

Y es que en la ciudad de Louisiana, continúa Del Río, “la música está en todas partes”. “A cada rato ves a tus amigos tocando en los bares y la comunidad es muy familiar y cercana”, indica. No obstante, los tópicos deforman la banda sonora de esta orilla del Mississippi. “Se tiene la idea de que solo hay blues, jazz y funk, y hay mucho porque la tradición siempre está, pero también ha habido un boom increíble de bandas de rock, música clásica contemporánea, latin y música electrónica experimental”, señala.

Todo esto “supone más influencias”, remarca. Por poner solo un ejemplo más, Biglemoi suena a veces a un poco de rock matemático, que asoma en la progresión de algunas de las atmósferas de temas como ‘Hurt, at home’, y también en esos acelerones y frenazos rítmicos que sus músicos son capaces de dar sin complejos. Éste el sonido de quienes aman a formaciones tan dispares como Radiohead, Broken Social Scene o Soda Stereo, y dicen encontrar el placer en la suma de dos cosas que muchas veces se nos trata de vender como contrarios: la diversión y la meditación.

“Existe la parte reflexiva, de análisis y de asimilación de conceptos, y luego el empleo espontáneo de los mismos, el dejarte ir y dejar de controlar la situación para poder expresar”, reflexiona Del Río. “Las mejores ideas salen espontáneas y naturales, y en nuestro caso creo que es fácil, porque somos muy amigos, y en los ensayos todo fluye sin ningún tipo de presión. A veces nos tenemos que recordar a nosotros mismos que tenemos que ponernos serios, porque si no estamos de risas todo el ensayo”, reconoce. Así fue como nacieron, en septiembre de 2013, “quedando de vez en cuando para tocar juntos de forma muy tranquila”, hasta que George, uno de los cantantes, le enseñó al resto canciones que tenía y a partir de ahí todo empezó a ir más rápido y más en serio. Ahora la banda está preparando un tour por el nordeste de Estados Unidos para 2016, y sueña con poder viajar a España en verano y preparar una gira por aquí… “y a lo mejor, quién sabe, por otros sitios de Europa”, aventura del Río. De momento, reconoce, solo son ideas: Biglemoi, al margen de cualquier discográfica, sabe poco de deadlines. “Vamos poco a poco”.

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«El principio del biglemoi se basa en la producción de interferencias por medio de dos fuentes animadas de un movimiento oscilatorio rigurosamente sincrónico. En este caso específico, el bailarín y la bailarina se mantienen a una distancia bastante pequeña el uno del otro, y hacen ondular sus cuerpos siguiendo el ritmo de la música. Se produce entonces un sistema de ondas estáticas que presentan, como en acústica, crestas y valles, lo que contribuye no poco a crear el ambiente en la sala de baile. Los profesionales del biglemoi a veces llegan a crear focos de ondas parásitas haciendo vibrar sincrónicamente algunos de sus miembros por separado».

Vian, Boris. La espuma de los días

Fotos: Julie Verlinder.

Puedes seguir a Biglemoi en Facebook, en Twitter y en BandCamp, donde puedes adquirir su primer EP por 6 dólares (5,24€).