Sus directos no dejan indiferente a nadie, si los ves sobre un escenario te dejan boquiabierto y al poner sus canciones en el reproductor puedes llegar a preguntarte que de dónde han salido. Ellos son Alien Tango y entre Murcia, Valencia y Londres aúnan fuerzas para que no les quede un espacio de la península sin tocar, festival por el que pasar, ni chupito de Jäger que beberse, ya sea de espectadores o como banda. Hablamos con su front man y alma máter, Alberto García Roca, también conocido como Aitite, sobre vida extraterrestre, psicodelia, trap, alcohol y sitio raros donde hacer música.
Nokton Magazine: Nunca antes habíamos oído algo parecido al “dron electrolatino”, ¿cómo llegas a la invención del término aplicado a vuestra música?
Alien Tango: Intenté pensar un género que no existiese y que la prensa, siempre ávida de etiquetar a los grupos, acogiese sin pararse a pensar qué coño significa (y ha funcionado).
Para mí, drone electrolatino (siendo drone el género de música y no un entrañable robot alado) es lo que escuchas amortiguado desde fuera de la discoteca, sin prestarle atención.
Ese ritmo latino que es como el aire acondicionado, no te das cuenta de que está sonando hasta que se detiene y el peso del silencio cae sobre ti como un tortazo mudo.
NM: En las últimas clasificaciones aparecéis como “pop psicodélico”, ¿se no está yendo de las manos?
AT: Definitivamente. De psicodelia tenemos bien poco a pesar de nuestras pintas. Lo de pop es un halago, sin embargo, para mí sería un honor recibir la antorcha que antaño llevaron Britney Spears o Shakira.
NM: ¿Nos puedes confirmar que no venís del espacio o del nuevo sistema descubierto ‘Trappist – 1’?
AT: Yo no puedo confirmarte nada. Del sistema trappist volvimos después del Festival Cara B, en Barcelona, que estaba lleno de gente con gorra que rapeaba muy despacio y con autotune.
NM: En vuestros directos podemos ver sintes, sitares… y lo que surja, ¿mezclar alcohol y mezclar instrumentos es una experiencia parecida?
AT: Desde luego, y a veces demasiado. En Valencia se me cayó una cerveza encima de mis pedales y se quedaron super pegajosos pero siguen funcionando. Por otra parte si Guardabosques (el guitarrista) no mezcla «capitán morgan» con «gogagola» antes de subirse al escenario, nada es lo mismo.
NM: La portada de ‘Supernatural mango‘ lleva al límite el arte del EP, ¿puede algo dar más repelús? ¿Cómo fue el proceso, lo repetirás en el siguiente?
AT: Me cuesta creer que algo dé más repelús que mi bigote (independientemente de si está embadurnado de fruta). El proceso fue que me tumbé al sol en Murcia a 40 grados, con la cabeza en una lámpara de techo pa’ que reflejase la luz o no sé que historias, y la Pili me untó mermelada de fresa, mango, kiwi y pomelo en la boca como quien pinta un bodegón (la verdad es que olía bien y estaba fresquito). La foto la hizo con una Zenit aka cámara hecha con pedazos de tanques soviéticos y luego el Verdadero (batería) le retocó un poco los colores para que diese un pelín más de asco. Para el siguiente hemos hecho otras fotografías (aún estoy dudando cual usar) igualmente coloridas. No dan tanto repelús aunque creo que alguna puede hacer que nuestro sector vegano de fans me pegue fuego.
NM: Sabemos que el grupo está disperso por la geografía europea, ¿cómo lleváis lo de juntaros solo para tocar?
AT: Está de puta madre porque si nos juntásemos más parecería que somos amigos o algo, y que no hacemos esto sólo por la pasta.
NM: ¿Qué supone que ahora forméis parte de las bandas de Jägermusic? ¿Significa que el dinero que os dan lo vais a gastar en el temido licor, o sería redundante?
AT: Significa que allá a donde vamos tenemos a nuestra disposición una legendaria Jäger tap machine o fuente del eterno Jägermeister. Es un artilugio negro con luces de neón naranja y la verdad es que es super sexy. Además, viene genial para relajarse y tomarse un chupito o siete después del postre.
NM: Lo estáis petando a nivel de festivales y salas, venís de tocar en el Cara B y para este año tenéis varios cerrados como el Ebrovisión, el PS, el Vida y el Tomavistas, ¿se os puede subir la fama a la cabeza?
AT: No creo. Mira, te voy a contar una historia. Hace un mes o dos me fui a hacer surf a Albacete y me encontré con un peaje inesperado. El encargado me miró con desdén por encima de sus gafas de sol y yo sonreí para mis adentros porque seguro que me había reconocido. Le dije “sí, soy yo, ahora ábreme que no necesito pagar por esto”. El hombre (o mujer, tampoco me acuerdo demasiado) me hizo caso inmediatamente y antes de marcharme le tiré un pañuelo usado para que tuviese algo mío como recompensa. Lo que intento decir es que a veces no es tanto lo que se te ha subido a la cabeza como lo que se les ha subido a los demás sobre ti, porque al final del día soy un ser humano humilde como otra cualquiera.
NM: Red Kashmir records os ha publicado vuestro primer trabajo, ¿qué estás preparando actualmente, hemos leído que lo calificarías como “una ópera prog-disco-surf-psico-videojueguil”, pero… es eso posible?
AT: No sólo es posible, sino que esa ristra de morcilla descriptiva sólo se aplica realmente a dos de los cuatro temas que van a componer el EP.
He llevado al extremo la locura e impredecibilidad que daba la identidad a mi primer trabajo para que sea más Alien Tango que nunca.
Y no sé si os va a gustar u os va a dar dolor de cabeza. Lo que puedo asegurar es que es una escucha entretenida.
NM: Vuestro vestuario para los directos no pasa desapercibido, ¿disfrazarse es el nuevo mainstream?
AT: Eh, de disfraz hay poco. Cada uno llevamos la ropa que más nos mola y que nos pide el cuerpo (supongo que lo dirás por nuestros magníficos pijamas de Superman y Batman en el Monkey Week). Que sea ropa de psicópata o no ya es cosa de cada uno… pero no solemos ponernos de acuerdo para vestirnos de una forma determinada. La última vez fuimos de traperos a Barcelona sin hablarlo entre nosotros.
NM: Para terminar, ¿tocar en los wc de Water Tape es de los sitios más raros donde os habéis llevado las guitarras?
AT: No creo, la mayoría de miembros del grupo vamos al wc entre una y tres veces al día así que es un lugar con el que estamos más o menos familiarizados. ¿Sitios raros? Pues mira, el verano pasado tocamos en el bosque en Portugal mientras los indígenas nos miraban con hostilidad a unos 20 metros de distancia y este verano vamos a la terraza de un hotel de lujo en Barcelona donde creo que nos van a lanzar mayordomos mongoles y leche de burra mientras tocamos.