‘Todos tus secretos’: Manuel Bartual y la ficción 2.0

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Tras el boom mediático de Manuel Bartual en Twitter, analizamos la que hasta la fecha es su único largometraje, Todos tus secretos. ¡No te quedes sin verla!

Parece evidente que el historietista Manuel Bartual domina el mundo 2.0. Convertido este verano en una autoridad de la red social Twitter, gracias a una historia de ficción en formato de falso documental que fue desgranando mensaje a mensaje, Bartual ya había dado muestras de su capacidad para sacarle provecho artístico a las nuevas tecnologías en la que hasta la fecha es su único largometraje en solitario, Todos tus secretos (2014), perteneciente a la iniciativa #LittleSecretFilm del canal Calle 13. Desde la puesta en escena ya se hace patente que no se trata de una cinta al uso: la pantalla aparece dividida en nueve rectángulos, cada uno perteneciente a una webcam diferente. Con semejante propuesta autoimpuesta, una auténtica losa narrativa para unas manos torpes en lo que a desarrollo de historias se refiere, el director y guionista elabora un thriller psicológico de corte costumbrista, que desnuda el alma y muestra las miserias de sus personajes a partir de los elementos más cotidianos.

La filtración de los secretos más habituales dentro de un grupo de amigos -infidelidades, planes ocultados a ciertos integrantes del círculo, constantes mentiras entre los miembros de una pareja, etc.- es el punto de partida de este curioso ejercicio de género. Sin embargo, limitar el análisis a dicha constatación sería hacerle un flaco favor al film. Aunque el motor carbura gracias a la tensión en constante aumento, y el armazón narrativo es el de un clásico thriller psicológico, con giro(s) final(es) de los que prefieren dejar la boca del público de par en par que optar por la verosimilitud, lo cierto es que de lo que realmente habla Todos tus secretos es de la condición humana 2.0, esa que vive pegada a múltiples pantallas y en todo momento conectada a internet.

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Si el trasfondo de la cinta recuerda de manera inevitable a las lúcidas ficciones de Black Mirror (2011-), la puesta en escena se aproxima a Eliminado (2014), otro ejercicio de género, el slasher, reformulado a través de las nuevas tecnologías -en este caso, todo lo que se observa, en tiempo real, es lo que ocurre en el escritorio de un portátil-. Mientras la serie de Charlie Brooker se sitúa en un futuro próximo, Todos tus secretos se ambienta en el presente y con los elementos de nuestro tiempo. Sin embargo, ambas comparten intereses.

Es cierto que el énfasis en la disección social es menor, pero el trasfondo juega las mismas cartas. Bartual plasma una realidad en la que las personas viven rodeadas de cámaras, con los beneficios y, especialmente, los inconvenientes que ello implica. Tener una cámara en el bolsillo brinda la posibilidad de registrar todos aquellos momentos vitales merecedores de la inmortalidad, pero, especialmente cuando se trata de aspectos espinosos o íntimos, el usuario se expone a que sus secretos sean revelados. La era del yo, de la hipervisibilidad y de la vulneración constante de la intimidad, que en muchas ocasiones parte de la propia persona implicada, es la base sobre la que el realizador, conocedor de los peligros de las nuevas tecnologías, construye su relato junto a un elenco de actores excepcionales, entre los que destacan Lorena Iglesias, Ingrid García Jonsson o Rocío León.

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Pero la decisión más estimulante del autor es dejar todo esto en segundo plano, a pesar del jugo que se le podría sacar a semejante planteamiento. En Todos tus secretos prima el juego cinematográfico y metacinematográfico, el interés por desarrollar una trama que se nutra de los elementos que la rodean y que se tenga que buscar la vida para resistir a las imposiciones narrativas que se han fijado de partida. Con apenas nueve webcams, Bartual no sólo desarrolla un estupendo thriller del corte whodunit -”¿quién lo ha hecho?”-, sino que lo hace valiéndose de las señas que identifican a la obra: la fragmentación del relato, la multipantalla y la naturaleza de la webcam, o de cualquier cámara en cuestión.

A partir de un maestro de ceremonias cuya identidad se desconoce, el rompecabezas avanza implacable, descubriendo cada nueva carta y reconfigurando el tablero secuencia a secuencia. Se podría aludir que el final no genera sorpresa, por tantas veces visto, pero el mayor hallazgo de Todos tus secretos se encuentra, precisamente, en ese doble giro final. Más interesado por las implicaciones de lo que se narra, que por lo que se cuenta en sí, Manuel Bartual rompe todos los esquemas de la puesta en escena con un giro de cámara final que funciona a diferentes niveles. No sólo sirve para cerrar la trama con un recurso formal lapidario en su sencillez como el fuera de campo, sino que, en el fondo, lo que Bartual viene a decir es que, aunque puedan controlarnos, las cámaras siguen registrando la realidad de manera parcial. O lo que es lo mismo: todavía hay espacio para esconderse de ellas.

Todos tus secretos está disponible por 2’95€ en Filmin. Puedes leer el hilo completo de Manuel Bartual en Storify.

Fotografías: página oficial de fans de Facebook de Todos tus secretos.