Jean-Michel is in the house

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'Jean-Michel Basquiat', 1984. Fotografía de Lee Jaffe, Copyright. Cortesía de LW Archives.
Una muestra en el Museo Guggenheim de Bilbao reúne este verano la obra del fugaz Jean-Michel Basquiat. ¿Seremos capaces de interpretar su mundo?

Una mezcla atrayente y un físico atractivo. El padre de Jean-Michel Basquiat (1960 – 1988) era haitiano, la madre, de raíces puertorriqueñas, y el resultado de esta unión fue un joven de mirada inteligente y mente inquieta que, como muchos en su época, vivió deprisa, llegó hasta la cima y se fue mucho antes de bajar de ella.

Basquiat no venía de una familia marginal, su entorno era lo suficientemente próspero como para proporcionarle estímulos culturales y una visión crítica del mundo que le esperaba. Quizás por ello, seguro de que tenía varios caminos para escoger, decidió libremente dejar a un lado las comodidades de su hogar en Brooklyn (Nueva York) y sumergirse en una vida de edificios abandonados y deambular callejero por el bajo Manhattan, vendiendo camisetas y postales. Tenía 19 años.

Se vivía entonces el surgimiento de lo underground: la cultura del hip hop, los grafitis y el sentimiento de no pertenecer a lo socialmente estructurado calaban hondo entre los jóvenes de los 60 en barrios como el Bronx o el Soho neoyorquino, donde Basquiat ya empezaba a firmar su poesía en los muros de la ciudad como SAMO©, un acrónimo de la expresión Same old shit («la misma mierda de siempre»).

En este escenario de reivindicación, intercambio y experimentación creativas y bajo esa sensación de libertad que despierta los instintos hasta sus últimas consecuencias, el joven que venía de una vida fácil se lo puso difícil y encontró la fama. Asistiendo de oyente a la escuela de artes visuales conoció a Keith Haring y participó en su primera exposición colectiva. De ahí vinieron las críticas a su arte bruto y marginal, el creciente interés institucional por apropiarse de lo que entonces era fresco e irreverente, el encuentro con Warhol y el artículo de René Ricard en Artforum: The radiant child.

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‘Panel de expertos’ (A Panel of Experts), 1982.

Así, en otro vaivén del destino, Jean-Michel Basquiat volvió a cambiar de estatus para convertirse en el artista plástico joven y negro que vivía de sus pinturas, era portada de revistas y se consumía poco a poco en el infierno de la heroína. Esta vez, seguramente sin proponérselo, pasó del gueto a una vida aún más cómoda que la que abandonó sin cumplir los 20. De cualquier forma, no le quedaba mucho para disfrutarla: a los 27 moriría por una sobredosis, pero esos años antes de apagarse, su estrella refulgió para todos en un ciclo impredecible.

Este verano sus pinturas, infantiles, transgresoras, primitivas, llenas de referencias a todo y a nada, directamente de su cerebro inconformista al lienzo, se expondrán en el Museo Guggenheim de Bilbao en la muestra Jean-Michel Basquiat: Ahora es el momento.

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‘Six Crimee’, 1982 The Museum of Contemporary Art, Los Ángeles, The Scott D.F. Spiegel Collection © Estate of Jean-Michel Basquiat.

Ellas son las piezas de un puzle que, durante años, encajó perfecto en la cabeza de su autor. Ahora huérfanas, nuestro reto es encontrar la forma de que encajen en nuestra cabeza también. ¿Será posible que podamos concebirlas como lo hizo Basquiat, desde un discorformismo feroz? ¿Estamos preparados para interpretar el mundo de quien eligió libremente cómo vivir en él?

Jean-Michel Basquiat: Ahora es el momento podrá visitarse en el Museo Guggenheim de Bilbao desde el 3 de julio hasta el 1 de noviembre de 2015, de martes a domingo y en horario de 10:00 a 20:00h. La entrada de adulto tiene un precio de 10€.