Habría que remontarse a Lady in the Dark (1941) para localizar al primer personaje abiertamente gay de la ficción televisiva occidental. Desde ese momento hasta la actualidad la representación de las identidades sexuales periféricas, es decir, diversas a la heterosexual, se ha reducido, generalmente a la homosexualidad masculina. Así, otras como la lesbiana se han relegado a un segundo plano cuando no al olvido como es el caso de la trans y la bisexual. En cualquier caso, todos ellos eran reducidos a un estilo de vida estereotípico basado en la culpabilidad por ser seres desviados de la heteronormatividad. Asimismo la muerte era un elemento constante en su alrededor otorgándoles unas veces el rol de víctima y otras el de verdugo.
En los noventa se produce un primer punto de inflexión. Además de ir generalizándose la inclusión de personajes homosexuales en los guiones (así tenemos Will&Grace, Urgencias, Ellen y Dawson Crece entre otras) la mítica Melrose Place (FOX, 1992-1998) incluyó a Matt, un trabajador social abiertamente gay. La diferencia de este personaje con respecto al resto radica en que, por primera vez, un personaje homosexual no estaba marcado por el estigma de la culpa ni la muerte. No obstante, Matt inauguró un nuevo arquetipo: el homosexual para disfrute de heterosexuales. Mediante tramas fuertemente episódicas, insustanciales, de escaso peso y, sobre todo, la ausencia de una vida sexual tan activa como la de sus vecinos permitían incluir a los homosexuales sin perturbar a la audiencia heterosexual.
Un segundo punto de inflexión se produjo con la versión producida mano a mano entre Estados Unidos y Canadá de Queer as Folk (Showtime y Showcase, 2000-2005). Fue la primera serie centrada en las vivencias de un grupo de amigos gays en la ciudad de Pittsburg. Para el ojo experto la serie poseía una vertiente activista y ejemplificaba muchos de los problemas sociales aún imperantes en la sociedad del 2000 con respecto a la aceptación de la homosexualidad. No obstante, la mayor parte de los espectadores se quedó con lo que aún hoy en día es para mucho el gay way of life: promiscuidad, drogas y fiestas.
En enero de 2014, 14 años más tarde, asistimos a la emisión de Looking (HBO) la segunda serie en Norteamérica centrada en las vivencias de otro grupo de amigos gays y que hace unas semanas estrenaba su segunda temporada. Si bien antes de su emisión se comentaba que podría ser una versión gay de Girls o Sexo en Nueva York, tras el primer episodio quedó claro que no tenía nada que ver con ellas. El objetivo de esta serie es el de difundir la idea de que no todas las personas homosexuales tienen un estilo de vida definido por su identidad sexual y, de hecho, ello es palpable, al menos, durante toda la primera temporada. La reacción por parte tanto de la crítica como de la audiencia ha sido muy polarizada. Unos han tomado Looking como un soplo de aire fresco ante los distintos estereotipos establecidos en las industrias cinematográfica y televisiva. Otros, en cambio, han criticado la ausencia de una trama más agresiva o, al menos, con un cierto nivel narrativo puesto que en algunos casos la serie adquiere tintes más propios del género documental.
Junto con ella, la otra serie que ha supuesto el último punto de inflexión dentro de esta temática ha sido Transparent (Amazon Studios, 2014). Comparte con ella, además de su estética más indie, el hecho de haber pasado casi desapercibido en sus inicios. No obstante, ha cosechado un mayor éxito convirtiéndose en una de las series revelación del año pasado. Transparent retrata cómo Mort, un padre judio divorciado confiesa a sus hijos que siempre se ha sentido mujer. Esta revelación provoca que a lo largo de diez episodios todos relean la relación que han mantenido con su padre a lo largo de su vida. A diferencia de Looking, tiene una línea argumental más marcada que oscila entre el efecto que tiene la salida del armario de Mort y el autodescubrimiento de la propia identidad sexual de dos de sus hijas. Así, una de ellas abandona a su marido y vuelve con su antigua novia del instituto mientras que otra intenta encontrar su lugar al no encajar en ninguno de los géneros preestablecidos. Transparent, además, cuenta con la excepcionalidad de ser la única serie de televisión en la que aparecen todas las identidades periféricas a excepción de la homosexualidad, lo cual resulta cuanto menos llamativo.
Ahora cabría preguntarse si el paradigma de representación de las identidades sexuales comienza a modificarse en la ficción televisiva. ¿Hemos entrado en una nueva etapa dentro del audiovisual con respecto a lo queer? Sólo el tiempo podrá confirmarlo.
Fotos: HBO /NBC / Showtime