La mala conducta sexual masculina está más que nunca en la prensa, informativos y programas especiales estos días. Las reclamaciones, nuevas y viejas, salen a la luz a diario. Los hombres no parecen aceptar un no por respuesta. O lo que es lo mismo, la mayoría de los hombres parecen saber muy poco sobre el consentimiento. Esta es la razón por la cual es tan importante que las mujeres hablen en el caso de que hayan sido violadas y silenciadas. Estas revelaciones están comenzando un diálogo muy necesario sobre la forma en la que abordamos y pensamos en los encuentros sexuales dentro de la sociedad.
Un estudio de la Universidad de Binghamton de Nueva York ha compartido los resultados de investigaciones centradas en el consentimiento. Los investigadores dieron a 145 estudiantes heterosexuales varones ejemplos de situaciones sexuales. Al final, los conductores llegaron a la conclusión de que la mayoría creía que solo porque una mujer mostraba interés sexual en ellos, significaba que estaban diciendo que sí al sexo.
El consentimiento no es un área gris y complicada, es en blanco y negro, un sí o un no. A menos que una mujer diga «sí» al sexo, es mejor que creas que la respuesta es no. No queremos oír hablar más de esa basura de cultura de la violación «bueno, ella no dijo que no». Es crucial ser muy claro sobre las intenciones y asegurarse de que ambas partes se sientan cómodas con lo que está sucediendo y que lo desean, esa es la base de un sexo seguro y saludable.
Conozco a gente que ha estado en situaciones en las que no se sentían cómodas al 100% y se han sentido violadas, requiriendo tratamiento posterior. Esto no le habría pasado a tantas mujeres si más hombres hubieran preguntado y comprendido completamente las reglas del sexo y el consentimiento.
El mito del hombre inepto
Hace unos días se hacían viral este ensayo de una periodista de The Week, Lili Loofbourow, sobre el mito del hombre inepto, donde hablaba de esto tipo de personas del sexo masculino como una epidemia. La incompetencia es menos dañina que la malicia, así que se aferran a ello, como hizo el abogado de tres miembros de «la manada» al decir: “No son modelo de nada, incluso pueden ser verdaderos imbéciles, con comportamientos en sus mensajes patanes y primarios, interesados por el fútbol, la pertenencia al grupo y mantener relaciones sexuales con muchas mujeres. Pero también son buenos hijos”. En el ensayo la autora señala que toman uno de los mitos más fuertes de nuestra cultura, el que dice que los hombres no tienen ni idea de nada y hacen de él una coartada ante todo lo que les pueda caer encima .
En palabras de Loofbourow:
«Este gigantesco aparato a través del cual se destruyen las carreras de las mujeres y se preservan las de los hombres no es solo casualidad. Por desgracia, los mayores partidarios del mito tienden a ser otros hombres».