Cuidado con los niños

Candela (años), integrante de Candela y los Supremos.
Candela (11 años), integrante de Candela y los Supremos.
No les dejan entrar en muchos conciertos y todo un ex ministro ha dicho que la música les distrae de lo importante. Pero ellos ya tocan en un grupo.

No les dejan entrar en muchos conciertos y todo un ex ministro de Educación como José Ignacio Wert ha llegado a afirmar que la música les distrae de lo importante. Pero tanto ellos y ellas como sus padres y profesores tienen claro que cantar y tocar instrumentos debe formar parte de su día a día. Nokton Magazine ha hablado con los integrantes de tres proyectos que demuestran que se puede estar en un grupo y seguir siendo un niño, y que hay vida en la música infantil más allá de Cortylandia, los Cantajuegos y la banda sonora original de Frozen.

Furious Monkey House: “Resulta que sonábamos bien”

Si solo los escuchas, intuyes que son jóvenes. Si además los ves, confirmas que lo son, y bastante más de lo esperado. Ninguno de los componentes de los Furious Monkey House supera los 13 años de edad, pero su disco de debut, Run (2015), grabado en los míticos estudios de Abbey Road de Londres, combina y actualiza referencias de los noventa como Pixies, Nirvana y Smashing Pumpkins con madurez y acierto.

A ello ha contribuido, sin duda, la presencia de Gonzalo Maceira, el profesor y músico de Pontevedra que daba clases a todos los componentes del grupo hasta que un día decidió juntarlos para grabar una maqueta. Ésa era la intención en un principio, pero al final, entre lo emocionados que estaban los chicos, recuerda la vocalista, Mariña, y las visitas que recibieron en YouTube, Maceira decidió que Furious Monkey House no se convertiría “en un grupo que vende la imagen de unos niños que tocan música, sino en una nueva banda de rock que sería valorada como otra cualquiera”. “Resulta que sonábamos bien”, recuerda Irene, una de las guitarristas de la formación. La completan Carlota, a la batería; Amaya, a los sintes y las teclas; Manu, a la guitarra (antes fue Lucas)… y, al bajo, tras una careta de mono furioso, Maceira, al que los chavales definen como un tipo loco y divertido que les ha enseñado casi todo lo que saben sobre música.

Las canciones de Furious Monkey House no tienen más pretensión que la de contar a la gente lo que estos chicos gallegos hacen diariamente, indica Carlota. “Por ejemplo”, cita, “en ‘My favourite sugus’ estábamos comiendo sugus e Irene dijo como nombre para una canción ‘Mi sugus favorito’, entonces lo pasamos al inglés y así quedó el título”. Aunque después cambió a ‘Rock Candy’. Todos sueñan con ser los teloneros de Vetusta Morla, pero Mariña se imagina también abrir para Foo Fighters.

Candela y los Supremos: “A veces hasta voy a la tele o la radio”

Candela y los Supremos.
Candela y los Supremos.

A Candela se le nota, en el mejor sentido de la expresión, que es de armas tomar. Lo notaron, sin ir más lejos, los Wilco cuando la vieron probando sonido en el Primavera Sound con solo siete años.  Se quedaron bastante sorprendidos, y “se hicieron fotos juntos”, cuentan los padres de la cantante, Edu Nebot y Judith Saladrigas. Fue con ellos con los que Candela empezó a tocar en casa, “los fines de semana”. “Hacíamos canciones, poco a poco, para divertirnos, y las grabábamos los domingos en el ordenador”, recuerda ella misma. Y de repente se vio dando conciertos, yendo a sitios que no conocía –“a veces hasta la tele o la radio”, apunta- y conociendo “a mucha gente”. Así se formó Candela y los Supremos. Acaba de cumplir once años y, de momento, reconoce que mandan más los Supremos, pero anuncia que eso cambiará, y se ríe en mayúsculas y con muchos signos de admiración.

Las letras son obra de los tres. Si bien en el primer disco, Animaladas (2012), cantaban “canciones de animales” –“buscábamos cosas en internet para conocer mejor a los animales y poder hacer las letras con lo que leíamos que nos hacía gracia”, recuerda Candela- en este segundo, Hoy (2015), algo ha cambiado. “Las canciones hablan de las cosas que a mí me gustan y me divierten o de las cosas que hago o que me pasan, como, por ejemplo, ir al cole a hacer un examen y perder el autobús, o jugar al supermario con mis vecinas, o tirarme de bomba a la piscina o tener miedo a dormir sola por la noche después de ver una película de miedo”, enumera.

Candela ahora mismo está muy centrada en AC DC”, relatan sus padres, que confiesan que no están muy seguros de que plantearse telonearlos tenga mucho sentido. Pero los tres han tenido la suerte (compartida con la otra parte) de actuar con gente “que nos gusta mucho y solemos escuchar en casa, como la Bien Querida, Hidrogenesse, Los Pinker Tones, Refree, y un montón más”.

Ukelistos: indies desde el cole

Al igual que Maceiro, Marta Rodríguez es profesora de Música -en este caso en un colegio concertado de Madrid- y un buen día se fijó en dos niños de su clase, que empezaban “a despuntar”, nos cuenta: Blanca, que ahora tiene 9 años, y Manuel, de 10. Con ellos decidió poner en marcha Ukelistos, un proyecto que mueve a través de vídeos de Facebook en los que los tres ‘montan’ versiones de canciones del indie español, desde La Habitación Roja hasta Lori Meyers. Algunas de las bandas que revisan, como los gallegos Eladio y los Seres Queridos, les están ayudando a difundir la página, que lleva casi dos meses en activo.

“Los niños vienen a mi aula a descubrir grupos. Alguna vez alguno me pide que ponga la nueva de Pablo Alborán y siempre le responden ‘ya sabes que Marta no pone esa música’”, relata entre risas la profesora, que admite que contar con tanta pasión la música rock y pop ayuda a que, cuando hable de clásica, su clase le preste más atención. También cuenta que un día la madre de Blanca –los padres son un apoyo fundamental en todos estos proyectos- le contó que, viendo el talent show La Voz con su hija, ésta le dijo: “¿Qué canciones son estas que cantan, que no las conozco? No entiendo por qué no cantan a Iván Ferreiro”.

“Me gustaría que la gente joven escuchase grupos de verdad, no voces efímeras que salen de un programa, sino gente que construye su música”, reflexiona la profesora, que se plantea que el próximo proyecto de los Ukelistos consista en tutoriales online de ukelele, un instrumento que escogió por lo sencillo que es. “Te da soltura armónica y te permite centrarte en cantar. Hay padres que se empeñan en apuntarlos a guitarra, pero a los niños de Primaria se les suele quedar muy grande”, reconoce.

Las clases

Los Ukelistos.
Los Ukelistos.

Aunque estos niños han salido de las aulas de música de sus colegios, como profesora, Marta subraya que, en los últimos años,“a la artística le han dado un palo muy grande”. “Queda a libre elección del centro si dan educación artística o un segundo idioma, así que hay niños que, en los seis años de Primaria, en los que el cerebro madura más, no dan ni plástica ni música”. Y, si las dan, no pasan de 45 minutos semanales. Con el tiempo tan apretado y unos 28 alumnos por clase, confiesa, “hay que hacer un esfuerzo muy grande para que los niños aprendan a disfrutar con la música, a leer partituras, escuchar y desenvolverse”.

En Furious Monkey House reconocen que depende del profe que la clase de música resulte más o menos divertida. De todas formas, Mariña, la cantante, señala que la suya “no se parece nada” a la forma en la que aprenden con Gonzalo Maceira. “A mí me parece un aburrimiento, no tiene nada que ver con lo que vivo con el grupo y cambiaría muchísimas cosas, la primera, que pongan música de todos los tipos”, dice Irene.

Compaginarlo todo no siempre es fácil: Amaya señala que son muchas cosas, “el cole, los deberes, el conservatorio, los deberes del conservatorio, inglés, un poco de deporte, los ensayos…”. Y todo empeora en época de exámenes, “pero merece la pena”. Irene le da la razón: “Si tú te aplicas y algo te gusta, siempre buscas tiempo para ello”.

Quieren entrar

Los componentes de Furious Monkey House.
Los componentes de Furious Monkey House.

A principios de mes la Asamblea de Madrid aprobó modificar la Ley de Espectáculos y la de Drogodependencia para permitir que los menores sí puedan acceder a conciertos en la comunidad, como defiende desde hace tiempo el sector a través de iniciativas como Queremos entrar. Pero es solo el comienzo, el principio del fin de años sin apenas niños en la música en directo, como muestra el testimonio de Candela. “Solo me dejan entrar a los conciertos si son para niños. A mí me gustaría que me dejasen, porque mis padres muchas veces van a conciertos y yo me tengo que quedar en casa”, cuenta.

Los componentes de Furious Monkey House, en cambio, aseguran que van siempre que pueden a conciertos y festivales, ya sea de la mano de sus padres, su profesor o su agencia, Esmerarte. Pero, como dice Amaya, siempre en auditorios o al aire libre – Surfing the Lérez, Festival internacional de Jazz e Blues de Pontevedra, Portamérica-, casi nunca en salas de conciertos.

“Las chicas pueden hacer lo mismo que los chicos”

Salta a la vista la imponente presencia femenina en estas formaciones tan jóvenes. En todas ellas hay mayoría de chicas. ¿Cambiarán las tornas, como sucede en la industria adulta, cuando sus componentes crezcan? Los padres de Candela dicen que ella todavía no se fija en esas cuestiones, aunque se siente más identificada con cantantes femeninas como Silvia Pérez Cruz, Aretha Franklin y Amy Winehouse. En Furious Monkey House hay división de opiniones. Mientras Amaya afirma, reivindicativa, que no hay derecho a que haya tan pocas mujeres y recuerda que esto no es algo que solo pase en la música, Irene reconoce que no se fija en eso. “A quien le gusta algo le da igual el sexo de quien lo hace”, opina, como Carlota, que explica que les gusta “ver a la gente tocar, sean hombres o mujeres.

Mariña, por su parte, aprovecha para abrir otro frente: “Por un lado, demostramos que las chicas pueden hacer lo mismo que los chicos, y por otro también demostramos que los niños y niñas pueden hacer lo mismo que otros artistas mucho mayores”.

Fotos y vídeos: Candela y los Supremos/ Furious Monkey House / Ukelistos