Entrar a la tienda, pasar percha tras percha hasta escoger el diseño o la prenda que buscabas, probarla y después, mirar la etiqueta. El último paso se ha impuesto durante los últimos años en los que los constantes escándalos, y la lucha de las marcas comerciales por desligarse de ellos, por los abusos en los procesos de producción se han transformado en noticia de actualidad. El último caso hace unos días cuando conocíamos que más de 200 obreros camboyanos de fábricas de textil (de marcas deportivas) se habían desmayado por la constante exposición a productos químicos y la escasa seguridad.
Supermercados, tiendas de moda, de electrónica… mirar las etiquetas comienza a ser un paso fundamental previo a la compra. Lo es porque el producto no es sólo sus funciones y uso también es una lucha por el comercio justo y la protección de derechos fundamentales. Esto se ha convertido en un punto más para recuperar el carácter de lo local y rescatar el ‘Piensa global actúa local’. De hecho tres cuartas partes de la población de Europa se decanta por comprar en tiendas locales para adquirir ropa y alimentos.
Dentro de la gastronomía el origen del producto es hecho fundamental en su calidad, y el sector textil ha sabido beber del alimentario y comienza a apostar, lejos aún de la regulación legal que determina la Denominación de Origen Protegida de vinos, quesos o jamones, por diferentes proyectos encaminados a que las tendencias tengan raíz local.
El proyecto más desarrollado es el de Basquemoda que se postula como la denominación de origen de la moda diseñada en País Vasco. Al finalizar el verano de 2014 comenzarán a etiquetarse las prendas ideadas en esta comunidad, el lugar de fabricación es indiferente, con un sello propio para confirmar su calidad. Otras no necesitan etiquetas y sus más de cuatro décadas de tradición las han posicionado como diseño de referencia internacional. Es el caso de Ibiza y la moda adlib, esa tendencia al blanco, la comodidad, la libertad y lo artesano que cuenta con pasarela propia para impulsar a los creadores locales. Algunas marcas también se asientan sobre esta filosofía como ocurre con Cooked in Barcelona cuya gama de productos ha de estar diseñada y fabricada en Cataluña. En otras zonas se apoya la creación local desde iniciativas como Creation Valencia, un escaparate en forma de publicación para fomentar lo valenciano en torno a la moda pasando por la fotografía, la peluquería o el maquillaje.
La expansión internacional también es un punto de mira en el desarrollo de denominaciones de origen en el sector de la moda. Por el momento la Eurocámara hace años que ha solicitado a la Unión Europea la exigencia de la etiqueta de origen en los textiles para identificar su país de procendencia. Mientras surgen múltiples jugadas para continuar apoyando la calidad y el diseño local.
Fotos (cc): pmecologic / Fortimbras