Las gafas en el arte antiguo

Hoy son un objeto cotidiano para nosotros y precisamente por su uso común no solemos pararnos a pensar en su historia y en el avance que supuso la invención de este objeto que «abrió los ojos» a escritores, pensadores y artistas en la Edad Media para permitir que todos podamos apreciar nuestro entorno.

Las gafas de lectura posan sobre escritorios, mesitas, mesas de reuniones… Pero para llegar hasta aquí han pasado mucha historia. Las lentes fueron creadas a mediados del s. XIII por dos monjes franciscanos, Alejandro de la Espina y Roger Bacon, suponiendo un gran avance para el resto de monjes de su monasterio.

Y, como objeto de desarrollo, generaron un gran interés en el mundo artístico ya que la primera obra de arte que los incluye data de 1.352 y se trata de un retrato del pintor Tomás de Módena en el que aparece el cardenal Hugo de Provenza mientras lee en un escritorio (actualmente se encuentra en la iglesia de San Nicolás de Treviso en Italia).

A partir de ahí las gafas empezaron a ser un objeto de valor, y como tal, si poseías unas y eras retratado por un artista, seguramente aparecerían en la obra. No solo como parte de la imagen del retrato, sino como complemento por ejemplo en escritorios y mesas denotanto así que la persona retratada tenía este preciado objeto en su poder.

De hecho, el Museo del Prado dentro de su espacio virtual Explora la colección, cuenta con un apartado de obras en las que aparecen gafas o anteojos.

La mujer entre las dos edades.
La mujer entre las dos edades.

Entre ellos encontramos La mujer entre las dos edades  una obra anónima datada en torno al año 1.570 que, aunque no se encuentra expuesta nos permite descubrir como este objeto podía ser el centro de una obra. Y no solo de un retrato. Aquí la mujer sujeta unos anteojos que probablemente simbolizan la edad más adulta ya que en la obra se mueve entre la juventud y la vejez.

San Jerónimo, Jan Massys.
San Jerónimo, Jan Massys.

Las representaciones de San Jerónimo han sido muchas y variadas a lo largo de la historia del arte. Pero siempre preentándolo como un hombre sabio, muy cercano al conocimiento. Quizás por ello algunas de sus representaciones lo presentan junto a unos anteojos, además de las clásicas calaveras que suelen estar siempre presentes en las imágenes de este santo.

Esta que vemos arriba, que forma parte también de la colección del Museo del Prado aunque no está expuesta, es del artista belga Jan Massys y data de 1530 – 1540, aunque durante mucho tiempo fue atribuida a Hans Holbein ya que no está realizada con la composición habitual de Massys.

Existen obras variadas en las que gafas, lentes o anteojos hacen su presencia como un objeto aún poco común. Hoy no nos sorprende verlo en nuestro entorno, pero esto sería muy diferente en los ojos de alguien del siglo XVI.