Frinje 16, con los ojos cerrados

Party, el espectáculo que abría el viernes pasado la quinta edición del Frinje, es una buena metáfora de cómo debe aproximarse el público a este festival de artes escénicas madrileño: con todos los sentidos bien despiertos y dejándose llevar de la mano de unos artistas que les guiarán por experiencias que, con total seguridad, aún no habrán vivido en una sala de teatro.

En Party, Iara Solano actúa de perfecta maestra de ceremonias y amorosamente te acompaña hasta el acogedor discurso en portugués de su colaboradora artística en Beaches, Daniela Perez, que cada uno escucha a través de unos auriculares. Nos habla de la morfología del corazón y también de su comportamiento ante los diferentes estímulos del día a día. Tras él, con los ojos tapados, cada asistente es conducido a una sala en la que irá recibiendo objetos y percibiendo agradables olores y sensaciones, hasta que abandone el papel de espectador para convertirse en el verdadero intérprete de esta pieza, que consigue dinamitar los límites entre la realidad y la representación y hacernos plenamente conscientes de la pulsión grupal, pero también de la individual, como un buen concierto (las pulseras con mensaje que descubres cuando te vas son un buen recuerdo).

Curiosamente, el corazón es también el protagonista de otra pieza que pudo verse este fin de semana en el Frinje e, incluso, coincidieron en algunos datos…

¡Cuánto tiempo hacía que no escuchaba aquello de que el corazón de cada uno de nosotros es del mismo tamaño que nuestro puño!

Corroc, de Escarlata Circus, compañía catalana nacida en 1987 que ha sido premiada por el Ministerio de Cultura en 2011, es una especie de visita guiada para todos los públicos (de hecho, estaba programada dentro de la sección Nuevos públicos) por una colección de piedras con forma de corazón, que han heredado los protagonistas y que les ayudarán a explicar diferentes historias sobre la aparición de los gabinetes de curiosidades, Leonardo da Vinci y la naturaleza. Es un espectáculo concebido para despertar la curiosidad y la fantasía de los niños desde los 5 años, pero puede ser interesante para toda la familia, ya que propone infinidad de divertidos juegos desde su propio título, un palíndromo formado por las palabras catalanas «corazón» y «roca».

Volviendo al público adulto (por cierto, no puedo dejar de señalar la llamativa inclusión, por primera vez que yo recuerde en el programa de un festival de teatro, de la edad recomendada para asistir a cada espectáculo. ¿Tendrá algo que ver con el triste caso de los titiriteros?), este primer fin de semana ha habido una única propuesta extranjera: Lichen-man, una interesante reflexión sobre el superhombre actual del director francés Frédéric Sonntag que adapta el cómic Prestige de l’uniforme, de Hugues Micol y Loo Hui Phang. Su protagonista es un investigador especializado en el estudio de líquenes, sobrepasado con las exigencias laborales y familiares, que sufre un accidente en su laboratorio por el que adquirirá una fuerza y clarividencia nunca vistas, que lo mismo le ayuda a aplacar una alerta nuclear que a cumplir como padre y esposo. Con el tiempo, el liquen invasor acaba apoderándose por completo su cuerpo y le obliga otra vez a dejar de ver a su familia, tal como le ocurría antes, lo que demuestra el difícil equilibrio de ser héroe, antihéroe o una persona normal en el mundo actual. Visualmente, el espectáculo es muy rico, con divertidas proyecciones, imágenes grabadas en directo y una escenografía bien juguetona. Además, las canciones que interpretan los propios actores hacen avanzar la acción y aportan ritmo y frescura a este espectáculo totalmente recomendable.

El festival siempre se ha caracterizado por ser un semillero de montajes del que se nutren las salas madrileñas durante meses, que han obtenido multitud de premios y hasta han salido fuera de nuestras fronteras.

En esta edición han sido siete las propuestas que se han beneficiado de la Ayuda a la Creación Frinje16 y este primer fin de semana ya hemos tenido ocasión de disfrutar de tres de ellos: además de Party, El resistente y delicado hilo musical, de Amalia Fernández, y Herederos del ocaso, de Club Caníbal. El primero resultó un experimento musical divertidísimo y un ejercicio apabullante de canto e interpretación por parte de los actores, que nos hicieron transitar sin aparente dificultad de un ‘Ave María’, al eurovisivo ‘Eres tú’ o el ‘Let It Be’ de los Beatles para contarnos la enrevesada historia de una familia no muy bien avenida. Lo que pudimos ver, fruto de una primera fase de investigación y exhibición desarrollada en Tenerife y de 20 días de ensayo en Madrid, forma parte de un proceso, según se encargó de explicar la propia Amalia antes de la función, pero no pudo ser más prometedor.

Por su parte, la compañía dirigida por Chiqui Carabante (una de las que consiguió salir fuera de España con su espectáculo presentado en el Frinje de 2015, Desde aquí veo sucia la plaza, que tuvo una estupenda acogida en Montevideo) estrenó Herederos del ocaso, la segunda parte de sus Crónicas Ibéricas, tan llena de humor y crítica como la anterior. Diría que la carga de profundidad contra los males españoles (enchufismo, despilfarro, maledicencia, borbonismo, etc.) es aún mayor, porque el lenguaje lo han desarrollado mucho respecto al montaje anterior, sin perder frescura ni aguijonazo.

También pudo verse La blanca, el último espectáculo del tándem formado por la actriz Anahí Beholi y la dramaturga y directora María Folguera, que ya trabajaron juntas en La increíble historia de la chica que llegó la última, que se pudo ver en el Fringe de 2013 (¡qué lejanos parecen ya los tiempos de la ge!). De los debates que se generaron después de cada una de aquellas funciones en torno a la diversidad racial que nos rodea, nació el germen de este montaje, que plantea una historia mucho más personal, basada en la experiencia vital y artística de la actriz, que interactúa con el público para hacerle recapacitar sobre el peso de los orígenes y, en particular, de la raza en nuestra vida.

Próximamente

En esta segunda semana de festival, podremos acudir, entre otras cosas, al único espectáculo programado fuera de los límites de Matadero, en concreto en La Latina. Formas de olvidar, del colectivo multidisciplinar Atlas, que reflexiona sobre los cambios que han sufrido los espacios madrileños del centro en los últimos años. Volviendo a Matadero, en la terraza de la Cantina tendrán lugar los conciertos de Nicola Cruz y Paul Fuster; para el público infantil, el espectáculo de títeres y objetos Lost Dog y un taller de iniciación a la música electrónica de mano de David Crespo. El miércoles se podrá ver en dos sesiones el resultado del laboratorio impartido sobre etnoficción por los colombianos Mapa Teatro y el jueves y el viernes su espectáculo Testigo de ruinas. La ignorancia, la compañía multidisciplinar formada por la coreógrafa, bailarina, pedagoga y cineasta Ana Cembrero Coca junto al músico y cineasta Jorge Piquer, llevará a escena Europe Endless, una pieza de danza y una película inspiradas en la vida de los hombres de negocios y los lobistas que están construyendo (o destruyendo) eso que se solía llamar Europa. Por último, Íntims Produccions nos traerá con Wasted un teatro cercano, en el que las barreras entre el público y el escenario se rompen para meternos de lleno en una historia íntima sobre la pérdida de un amigo común.