Cuando era (más) joven veía el premio Nobel como una especie de Premios Óscar para cerebritos, una reunión de intelectuales donde observábamos a la gente más importante de nuestra sociedad acudir a Estocolmo para aplaudirse de una forma más o menos endogámica. A pesar de ello me gustaba, veía que lo ganaba Saramago o Médicos Sin Fronteras, observaba galardonados como Marie Curie, Martin Luther King o Albert Einstein.
Ahora es otra cosa, ahora lo gana Al Gore, Obama o la (des)Unión Europea. Pero hay un ganador que me chirría especialmente, el afable y admirado peruano Mario Vargas Llosa.
¿Cómo? ¿Por qué? ¿Qué se puede esconder detrás de ese pequeño cuerpo sudamericano con mirada amable y voz angelical? ¿Qué oculta el ganador del Planeta, Cervantes o el premio Nobel de Literatura 2010? Muy fácil amigos, Vargas Llosa tiene una terrible obsesión y se llama Hippopotamus amphibius, más conocido como Hipopótamo.
El señor Mario tiene otras cosas que no me gustan: sus libros (las tapas sobre todo), su hijo tertuliano, su enemistad con Gabriel García Márquez, su acérrimo apoyo a UPyD o su interés en ver a Obama como un intelectual. Pero con lo de los hipopótamos no puedo, vamos a leer y escuchar sus declaraciones.
En primer lugar tenemos este vídeo del extraño programa de entrevistas que los conservadores/moderados le dieron a la progresista Julia Otero poco después de entrar a gobernar, nadie entendió muy bien el movimiento pero lo cierto es que la catalana se rodeó de buenos personajes a los que entrevistar en un formato más bien ridículo. Es interesante verlo pero solo hasta el minuto dos.
En el vídeo podemos ver como la filóloga, y posiblemente futura premio Nobel, Antonia Dell´Atte le pregunta a nuestro amado peruano por su adoración ‘hipopótama’. Como veis el escribidor habla de la nobleza del animal herbívoro, de su amabilidad, de su afición por practicar sexo durante horas sin cansancio alguno, un animal que no hace daño, benigno, pacífico. ¿BENIGNO? ¿PACÍFICO? Luego le contestaré al Marqués, vayamos a otras declaraciones.
En esta ocasión el Marqués de Vargas Llosa (qué original el que le otorgó el título) es entrevistado en el periódico de extremo centro La Razón: «¡Con los hipopótamos no te metas! Es un animal lindo, delicado, y un ejemplo para el ser humano. No hace daño a nadie. Tiene una piel suave, una garganta chiquita y sólo ingiere libélulas y pequeños insectos. Su pasión es revolcarse en el barro, estar en las charcas y hacer todo el tiempo el amor con la hipopótama. ¿No es de admirar? Los adoro.»
Señor Vargas Llosa, permítame que me dirija personalmente a usted, puede que yo no sea premio Nobel pero si hay una cosa que me ha enseñado la ESO es que el hipopótamo no es un animal benigno y pacífico. Su hipopótamo herbívoro con garganta pequeña es uno de los animales que más muertes humanas provoca al año (alrededor de 150), es cierto que no se come a los humanos que asesina a sangre fría, pero creo que la defunción es ya algo a tener en cuenta. Historias como: El Hipopótamo, la sonrisa del asesino, seguro que le hacen reflexionar sobre su visión sobre este animal.
Los tranquilos hipopótamos pueden llegar a mover sus 4 metros y 2600 kg a una nada desdeñable velocidad de 48 km/h, y eso unido a unos colmillos de 50 cm hace que verlos desde lejos sea la opción preferida de las personas que quieren continuar su andadura en este camino lleno de trampas que es la vida.
Por supuesto que estoy en contra de la caza de hipopótamos, ellos son felices en el agua comiendo pequeños insectos, pero no hay derecho a que intelectuales de la talla del señor Vargas Llosa engañen a millones de personas con sus declaraciones de unicornios y arcoiris y muffins y cupcakes… Seriedad señor.
Hay que admirar al hipo por su capacidad sexual, eso sí, pero admirarlo desde el temor, desde el miedo, desde la intranquilidad de saber que ese majestuoso animal, adorado por premios Nobel, puede ser un asesino despiadado.
Hasta aquí llega mi entrada de advertencia. Para bajar un poco el clima de intranquilidad que seguro que he creado en vuestras imaginativas mentes, os dejo unas fotografías que explican cómo es un hipopótamo de verdad y cómo lo ve Vargas Llosa.
Y recuerda, un hipopótamo podría violarte si quisiese.
Hipopótamo real Hipopótamo de Vargas Llosa
Fotos: Todai(cc) /Wikipedia(cc)/Andytime(cc)