El queso es un manjar que nos incita a muchos al vicio, pero en un sentido positivo, con un fin deseable, y por eso, aprovechando los siete pecados capitales, os vamos a recomendar una lista de quesos para sacarnos de dudas cuando busquemos el pecado, algo que nos lleve al lado oscuro. Porque el queso es puro vicio.
Los siete pecados capitales son una clasificación de los vicios según el cristianismo, pero los siete quesos capitales son aquellos que la naturaleza humana desea y con los que estaría dispuesta a pecar por lo menos en lo verbal, porque ¿quién no pondría en su boca la expresión “yo mataría por un bocado de ese queso”?.
Lujuria: Si la lujuria es ese pecado por pensamientos de índole sexual, no hay queso con nombre y forma más lujuriosa que el Queso de Tetilla Gallego. También en esta comunidad nos encontramos un queso con susodicha y delicada forma, es el Queso San Simón Da Costa.
– Queso de Tetilla: queso de vaca mantecoso y suave. Quesos semejantes: Queso Nata de Cantabria y Arzúa Ulloa.
– Queso San Simón Da Costa: queso ahumado de leche de vaca. Quesos semejantes: Quesucos de Liébana ahumados y Ahumado de La Pasiega.
Pereza: Si hablamos de queso, no podemos olvidarnos del vino o la cerveza, entonces, para todos aquellos perezosos os ofrecemos dos quesos 2×1. Por un lado tenemos el Queso Murcia al Vino de leche de cabra, lavado en el propio vino, que le otorga un sabor característico y un color morado particular.
Por otro lado tenemos el Cremosuco a la Cerveza (La Pasiega de Peña Pelada), que nos presenta un queso lavado en la cerveza artesana cántabra Dougall´s (942).
Gula: Si buscamos en nuestra mente gula y queso, nos vienen a la cabeza todos aquellos quesos que adoramos, pero si hay un personaje al que su vicio y gula por el queso le hizo perder varias veces el sentido, ese es Sancho Panza, un defensor a ultranza del Queso Manchego. El queso de oveja curado es el más representativo de nuestro país encontrándolo por toda España. Aquí os ponemos algunos de los más celebres: Queso Zamorano, Queso Idiazábal, Roncal, etc.
Ira: En los momentos de enfado y rabia en los que nuestra ira aflora necesitaríamos un saco de boxeo a nuestra disposición, lo cual nos relajaría mucho. Pero quizás no tanto como picando escamas a un Grana Padano o a un Parmigiano Reggiano con ese peculiar cuchillo espátula.
Envidia: Todos los quesos envidian el Tête de Moine, que tiene su propio modus operandi de cortar, y es que se inventó un aparato llamado “girolle” que permite hacer virutas con forma de flor del Tête de Moine. Si tenéis una girolle en casa y queréis probar a hacer las virutas con otro tipo de queso os recomendamos los que protagonizaban el aparatado lujuria, ya que, debido a su textura, hace que salgan muy bien las virutas con forma de flor.
Avaricia: Se dice que la avaricia rompe el saco, pero un saco muy grande tenía que ser para poder meter algunos quesos. En España no es tan habitual como en el resto de Europa hacer quesos de gran tamaño, en nuestro país se lleva la palma (nunca mejor dicho) el Queso Palmero de la isla homónima, un excelente queso de cabra que puede llegar a pesar hasta 15 kg. Os recomendamos un queso fácil de encontrar hoy en día en nuestros mercados, el queso francés Comté. Eso sí, una porción, porque estos quesos oscilan entre los 40 y 50 kg.
Soberbia: Y si hablamos de un queso soberbio, aunque podíamos darle otros adjetivos por su fuerte olor, es el Époisses. Un queso de la Borgoña del cual se dice que el poco soberbio Napoleón gustaba de él, y Brillat-Savarin lo consideró el roi des fromages.
Artículo publicado en Queso y Recetas La Pasiega
Foto: Steven Depolo (cc) / La Pasiega de Peña Pelada