Todos tenemos un profesor o una profesora que nos ha marcado. Uno de esos que te hacen ir avanzando tu torso sobre la mesa lentamente, sin que te des cuenta, con la boca entreabierta, fruto de la fascinación y el encantamiento que desatan la pasión y las ganas con las que te está explicando la lección. Puede que seáis más de cien en esa clase, pero ese maestro te está abriendo a ti, y solamente a ti, un universo paralelo de conocimiento imprescindible y terriblemente interesante que no sabías que existía. Y entonces decides irte a la biblioteca o ponerte a bucear por internet para saber más sobre lo que se habló en clase. Ellos tienen la culpa de que nazca eso tan extraño que se llama vocación.
Seguramente, para muchos de los alumnos que han pasado por las aulas de la Facultad de Físicas de la Universidad de Sevilla, Manuel Lozano Leyva es uno de esos maestros. En sus clases y en sus libros siempre hay historias que cuentan. El pasado martes 6 de mayo, Havana 7 rindió un homenaje a esos faros guías de aprendizaje, aquellos que hacen la mejor divulgación científica que hay, la que llega de verdad a los demás. Una charla relajada, interesante y fértil que reunió al naturalista Joaquín Araújo, a la meteoróloga y Vicepresidenta de la Asociación de Comunicadores de Meteorología, Mónica López, al presidente de la Asociación Española de Divulgadores Científicos y colaborador de El País, Tony Calvo Roy, y al ya nombrado catedrático de Física Atómica, Molecular y Nuclear en la Universidad de Sevilla, Manuel Lozano. Porque nadie mejor que ellos saben que es importante cómo nos cuenten las cosas para que las entendamos, sabiendo que una población poco formada, poco inquieta y con poco interés por lo que pasa a su alrededor es una sociedad cautiva y somnolienta. Mejor dejar que nos despierten del sueño de la razón irreal con la luz de la ciencia bien contada.
Foto de Epsos.de (cc)