Chocolate: ese sustitutivo sin sustituto

Chocolate: ese sustitutivo sin sustituto
Dicen que, si el consumo mundial sigue creciendo y la producción bajando, nos quedaremos sin chocolate. ¿Podrá sustituirlo el sexo?

 

La marca de helados Magnum celebra este año su 25º aniversario, con una serie de eventos entre los que figura la Chocolate Opening Party by Magnum, la fiesta que tuvo lugar el pasado 27 de junio en la azotea del hotel madrileño Room Oscar Mate, en la que se dieron cita caras guapas y famosas, como la de Adriana Ugarte (El tiempo entre costuras), embajadora de la marca, Raquel Sánchez Silva, Juan Ramón Lucas y buena parte del reparto de la serie La que se avecina.

Chocolate: ese sustitutivo sin sustitutoTodas ellas con ganas de chocolate, del que pudieron disfrutar en un dipping bar diseñado para crear sus propios helados personalizados con toppings a su gusto, rodeados por el agua de la piscina, las camas balinesas, el ambiente en madera y la panorámica de la ciudad que decora la conocida como la Terraza del Óscar.

Lanzado en 1989, Magnum fue el primer helado recubierto de chocolate pensado para el disfrute del público no infantil. La marca considera este ingrediente, el que les ha diferenciado durante todos estos años, como un sinónimo de indulgencia y placer para adultos. Dicen los tópicos que es un sustitutivo del sexo. Pero ¿qué sustituye al chocolate?

Si el consumo mundial se mantiene a este ritmo y los productores de cacao de África Occidental continúan viendo disminuir sus ingresos, quizá nos quedemos sin él en veinte años. ¿A qué acudiremos entonces? ¿Al café? No, demasiado vinculado a la rutina, demasiado desvirtuado por máquinas y sobres. ¿Al regaliz? Demasiada caries ¿A la miel? ¿A la vainilla? Las dos parecen demasiado inocuas, demasiado inocentes.

¿Qué haríamos sin chocolate? Estimulante, anticancerígeno, bueno para la circulación… nos empeñamos en ensalzar virtudes del chocolate que deben ser constatadas científicamente mientras olvidamos la única que no necesita estudios ni pruebas: el placer.

Ahí está la clave del chocolate, lo que lo hace único: esa mezcla de gozo culpable y sinvergüenza que puede practicarse en público, aunque nada nos libre de un par de miradas censuradoras o envidiosas. Por eso, Magnum sigue celebrando por todo lo alto sus bodas de plata: porque es difícil encontrar algo tan bueno que parezca malo y, sin embargo, siga siendo bueno.

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Foto: Lin Pernille Photography LLC (cc)