“Veo pasar el huracán desde el cobertizo”, dice el verso inicial de Los relámpagos, una de las cinco canciones que conforman El agua negra, el último EP de Carlos Madrid. Así como el dolor campaba a sus anchas por Oh Beatrice, el anterior trabajo del músico murciano, da la sensación de que en El agua negra, que Madrid acaba de presentar, el temporal ha pasado.
En una entrevista telefónica con Nokton Magazine, el cantautor reconoce que, hasta cierto punto, resulta normal que, tras un álbum de ruptura sentimental, o, como él dice, un “hara kiri figurado” (Oh Beatrice), venga otro trabajo que desprenda “más tranquilidad y reposo”.
“Ha sido como uno de esos finales de película en los que el protagonista está solo en la playa, sin nadie alrededor”, dice Madrid sobre El agua negra. La imagen del mar de noche se cuela, entre cuerda y cuerda, por todas las rendijas del EP. Aunque no le guste encasillarse “en lo gótico”, Madrid reconoce que sí tiene algo de romántico “en el sentido decimonónico”, como ha demostrado al escoger la naturaleza y el paisaje “como reflejo sentimental”. “A la hora de elegir las canciones tuve en cuenta que la naturaleza estuviese un poco más presente y que unificara el conjunto del disco y del EP”, nos cuenta.
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«En España se ha abusado de la canción río«
El agua negra incluye la colaboración de Nacho Vegas en La leyenda del pájaro antiguo, una canción en la que el músico murciano ha querido jugar a lo juglaresco y al romance, pero evitando, como ya dijo en Mondo Sonoro, “que la necesidad de contar una historia se comiera la melodía”.
Ésa es, para Madrid, “la clave de todo” a la hora de componer canciones. “A mi juicio, en algunos momentos la tradición de cantautores en España ha abusado de ‘la canción río’, en la que lo que prima es que cuadre todo el texto que el compositor tiene en la cabeza”, reflexiona. Madrid, en cambio, dice que apuesta por que “letra y melodía resulten un todo común, que estén tan entrelazados que no se puedan comparar” y confiesa que quienes, como él, se dedican a este tipo de música, se proclaman, a veces, “los abanderados de las letras, como si fuese una dicotomía, una lucha, un Madrid-Barça raro de letra contra música”. “Una vez”, relata, “me pidieron en una entrevista que dijera algo para convencer al público de que la música de los cantautores era la mejor. Fue algo muy loco». «Supongo que queda muy bien ponerse del lado de los poetas o algo así”. Por suerte, Madrid cree que cada vez existen menos prejuicios respecto a quienes hacen canciones en español.
Volviendo a Vegas, Madrid recuerda que cuando estaba componiendo La leyenda del pájaro antiguo, su nombre le vino enseguida a la cabeza. “Le pegaba mucho por el tipo de canción, por su imaginario y su naturaleza romántica, porque quería que sonara como un romance”, destaca. La experiencia de grabar con Vegas fue muy positiva: “Él tiene una visión muy colaborativa de la música como una red de conexiones, en la que la clave consiste en colaborar y compartir”.
La aceptación de la soledad
El material promocional de El agua negra, que constituye un avance, grabado en los estudios de La Casa con Ruedas, del próximo disco de Madrid, señala la “aceptación de la soledad” presente en las cinco canciones del EP.
Aunque El agua negra no trata de reivindicar la soledad frente a la pareja, su autor sí señala que “vivimos en una sociedad en la que, hasta cierto punto, todo está enfocado para que solo puedas disfrutarlo a través de la pareja”. Sin embargo, nos dice, “hay una forma de realización personal que está íntimamente ligada con la soledad, siempre”. No obstante, Madrid reconoce que la serenidad solitaria de El agua negra podría ser una reacción inconsciente al amor doloroso de su anterior disco, aunque también la define como una fase “más adulta, en el sentido no peyorativo”, de sus facetas de músico y compositor.
Si todo marcha según lo previsto, el músico comenzará este verano a grabar su tercer álbum. “Si todo sale bien, quizá lo podamos lanzar justo dentro de un año”, aventura.
Fotos: Rafa Marín