El fantasma de Elvira (Carla Hidalgo) corre a sus anchas por el Teatro Fernán Gómez y, aunque no es la primera vez que visita Madrid, evitará desaprovechar la ocasión y hará todo lo posible para salirse con la suya. Aunque siento desalentar a los lectores, su objetivo cardinal no incluye al público en la lista de sujetos fetiche, sino al que fuera su marido, el novelista Carlos Salamanca (Quim Capdevila).
Les pido que no la delaten, él no debe saber de la espirituosa visita. La sorpresa responde a ese algo inesperado con el que te topas cuando acercas el hocico al umbral de la puerta equivocada. Carlos ha invitado esta noche a una médium (Berta Ojea) para experimentar en primera persona la coreografía de una sesión de espiritismo. No crean que la conducta del autor responde al ansía efusiva de lo paranormal. Sinceramente, estas “supercherías” no le llamarían ni una pizca la atención si las ciencias ocultas no se atrincherasen en el argumento de su nueva novela. El encuentro derivará en festivas situaciones, claro que… no para su protagonista. Este festín le corresponde en cuerpo y gracia a la platea.
¿Me permiten unas meras instrucciones?
- Un esbozo de contexto. Para tratar con un espíritu de estas características no acudan a Poe o J. K. Rowling. Vayan directos al experto y creador del arquetipo, Sir Noël Coward, actor y dramaturgo que en 1941 daba vida al personaje y, con él, a una comedia de ingeniosa irracionalidad y humor british representada por todo el mundo. En Reino Unido donde más, of course (la última vez con Angela Landsbury).
- Cada adaptación, su personalidad. Podemos contar una larga lista de versiones, desde la dirigida por Luis Escobar en 1946 hasta la que adaptó José María Pou en 1998, pero sabrán que cada «espíritu burlón» desprende su esencia. César Oliva Bernal versiona y dirige con simpática naturalidad el regreso de esta comedia clásica y elegante que tuvo su «Charles» cinematográfico en 1946 con Rex Harrison.
- De profesión, fantasma. No contradigan a un ánima experta. Hace siete años que Elvira juega a las cartas con personajes de trayectoria (pregúntenle en su día a Cristóbal Colón). Aunque al principio no parezca controlar la materia tangible, pronto aprenderá por qué la tradición les suma puntos a los aparecidos en el arte de derribar librerías, fundir plomos y provocar otros pequeños accidentes.
- Cuidado con lo que se desea. Atiendan al escenario y pónganle carcajada y esmero. Si uno tiene la mala suerte de traer del más allá a un espíritu burlón no será por mera eventualidad. El inconsciente puede resultar peligroso. Ruth (Eva Torres), la actual mujer de Carlos, se huele que su esposo no ha olvidado a su difunta amada. Delen a sus amigos (Lola Escribano y Antonio Albella) unas sesiones de terapia fantasmal y recuerden al servicio (Esperanza Candela) que eviten las bandejas si el pulso lo tienen para robar panderetas (nótese la ironía).
- Y, por favor, en vez de fantasear con ouijas acudan más a menudo al teatro. Ya verán cómo exorcizan todos los (malos) espíritus.