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Mandamientos

Monstruos de la literatura universal en la historia

El terror nos acecha desde los libros de diferentes formas, desde el aspecto más psicológico, al más social pasando por criaturas, a veces incomprendidas, que se han dedicado a generar temor en los lectores a través de años y años y páginas y páginas. Monstruos de la literatura hay muchos, por ello incluso existen enciclopedias como Monstruopedia  que recopilan toda la información sobre estas criaturas.

Muchas de las primeras criaturas monstruosas que llenaron páginas llegaron en la Odisea, atribuida a Homero. La literatura épica despegaba así en Grecia cargada de escilas o cíclopes, pero también de seres malignos con un aspecto mucho más atractivo como las sirenas que obligaron a Ulises a atarse al mástil de su barco demostrando así, ya en el siglo VIII a.c., que la maltad no tiene nada que ver con el físico.

Pero en realidad hasta el gran desarrollo literario del XIX no conocemos monstruos con personalidad, con problemas y una vida en sociedad. Monstruos que en realidad pueden ser personas incomprendidas, llenas de problemas y controversias internas que aunque asusten al lector también llegan a generarle empatía. Entre muchas de las criaturas que ha dado la novela gótica podemos pensar en el Frankestein de Mary Shelley. Pero también en la novela del romanticismo hay otros seres inventados que generaban temor por su aspecto pero derrochaban personalidad, pensemos en Quasimodo, el jorobado sobre el que Victor Hugo escribía en Notre-Dame de Paris haciendo una triple labor, generar empatía hacia los que se salen de la norma, recuperar el interés arquitectónico de los parisinos por su catedral, y provocar mucho disfrute al lector.

Quizás los que más tengamos presentes sean los creados en la literatura del siglo XX y quizás en este punto sea necesario recordar que la acepción de monstruo recoge muchos aspectos, la RAE lo define tanto como «ser que presenta anomalías o desviaciones notables respecto a su especie», «ser fantástico que causa espanto», «cosa excesivamente grande o extraordinaria», «persona o cosa muy fea», o «persona muy cruel y perversa, entre otras. Así es fácil detectar que ese siglo estuvo cargado de monstruos y villanos literarios. Tenemos al payaso Pennywise de It porque nadie como Stephen King para generar terror, pero tenemos también a muchos otros que nos han acompañado en novelas río y en la gran pantalla como Sauron o los temidos dementores.

Peggy Olson

Foto (cc): Donovan Beeson

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