Polifacética, a veces controvertida, cineasta, artista visual, cantante y escritora: eso -y mucho más- es Miranda July. Con solo 41 años ya ha escrito, dirigido y protagonizado dos películas Tú, yo y todos los demás (2005) y El futuro (2011), ha grabado discos, expuesto sus obras en el Whitney y en el MoMA e incluso creado una aplicación de mensajería para la firma de moda Miu Miu. Este otoño, además, ha debutado en la novela con El primer hombre malo.
Inquieta y prolífica, amada y odiada a partes iguales por el público de Estados Unidos, July es una de las voces de mujer más potentes del panorama actual estadounidense. Admiradora de Sophie Calle, entre sus influencias cita a Patti Smith, a Cindy Sherman y a Kathleen Hanna (Bikini Kill, Le Tigre y actualmente en The Julie Ruin), sin olvidarse de Carrie Brownstein de Sleater–Kinney. Al igual que Brownstein y Hanna, Miranda también fue y es una Riot Grrrl (movimiento de punk underground feminista de los 90).
Si algo destaca de toda la obra de July es la capacidad que tiene de mimetizarse con todo lo que hace. Ella está presente de manera inamovible en todos sus trabajos , tanto si es ficción como si no. Es imposible de separar a la July de verdad de la de la ficción, y en su última hazaña cultural ocurre lo mismo: su primera novela El primer hombre malo lleva el sello de July está estampado en cada letra y según avanza la historia, la cara de la protagonista se va convirtiendo en la suya. Si la historia se pasase al cine, ella interpretaría el papel de la protagonista sin ninguna duda. Al fin y al cabo ya lo ha hecho en todas sus obras cinematográficas.
Fantasías sexuales, soledad, maternidad y la construcción cultural del amor romántico van abriéndose paso en la novela para dejarnos una historia llena de humor, franqueza y crueldad emocional.
Los mundos de July
Hace exposiciones y performances, crea proyectos de escritura en Internet, canta, escribe libros, dirige películas, es actriz, crea aplicaciones… A Miranda July casi no le da la vida para llevar a cabo todos sus proyectos. Algunas cosas se le dan mejor que otras, todo hay que decirlo: su música, por ejemplo, tiene un inquietante parecido al Sonido de Ross y sus esculturas posiblemente no pasen a la posteridad como grandes obras de arte. Sus escritos y sus películas (cortos y largometrajes) son los trabajos con los que ha obtenido mayor reconocimiento, tanto por parte de la crítica como del público.
Que Miranda July haya terminado siendo artista no es difícil de entender: sus padres son escritores además de editores y después de crecer y estudiar el primer año de universidad en Berkeley se mudó a Portland, epicentro de la alternatividad estadounidense. De hecho, ha aparecido en algunos capítulos de Portlandia, la serie televisiva creada por Carrie Brownstein y Fred Armisen, una sátira del ambiente hipster que caracteriza a la ciudad.
