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Categorías: músicaSin prisa

CSS: cansados de ser sexis

“Me cansé de ser sexi”. La frase ha sido atribuida a Beyoncé, aunque en el fondo da igual quién la dijera, es verdad que tiene que ser muy cansado. Tanto, que incluso Cansei de Ser Sexy, el grupo de São Paulo que decidió convertir esas declaraciones que tan cómicas le parecían a sus miembros en su nombre, terminó reemplazándolas solo por sus siglas, CSS. En esta entrega de Los discos de la Roca Madre recordamos su debut internacional, Cansei de ser sexy, que este año cumple diez.

Como tantos fenómenos musicales, los CSS tienen parte de su razón de ser en su contexto socioeconómico, el del pujante (y burbujeante) Brasil de la primera década de los 2000, el mismo cuya otra cara Fernando Meirelles retrató en 2002 en Ciudad de dios, y en el que estos cinco jóvenes que entonces -dicen las malas lenguas- todavía no sabían casi ni tocar en directo alcanzaron bastante popularidad en su ciudad gracias a su actividad en la ya extinta red social de fotografía Fotolog.

Con la ayuda de Internet y de la comunidad internacional de seguidores que en ella crearon, Adriano Cintra (que ya no está en el grupo), Ana Rezende dos Anjos, Carolina Parra, Lovefoxxx y Luiza Sá se convirtieron en la primera banda sudamericana en fichar, cantando en inglés, eso sí, por el sello de Seattle Sub Pop, el mismo que edita a Mogwai y Fleet Foxes, y que en julio de 2006 se encargó de publicar en Estados Unidos el disco que los dio a conocer fuera de su Brasil natal. Lo suyo es electrónica con pinceladas punk, una rareza en su discográfica y un género que comparten con Death from above 1979, la banda canadiense a la que citaron en su sencillo “Let’s make love and listen to Death from above”.

El sonido de CSS fue diseñado exclusivamente para bailar y pasárselo bien, y no tardó en traspasar las fronteras underground para sonar en un videojuego de Los Sims y en un anuncio del iPod de Apple, entre otros escaparates, a los que siguieron giras internacionales.

CSS, en un concierto en Barcelona. Foto (cc): Scanner FM.

La web Pitchfork los puso un poco verdes en la reseña de su debut (se metían con el acento de Lovefoxxx al cantar en inglés), pero aun así les dio un 6 sobre 10. Cansei de ser sexy arrancaba con una irreverencia -el corte “CSS suxxx”, en inglés, “CSS apesta”- que recordaba inevitablemente a las idas de olla de los alumnos y ex alumnos de las escuelas de arte del Nueva York de los 70 y los 80, tan aficionados a montar grupos de música fugaces. El símil seguía en “Art bitch”, una parodia de los creadores contemporáneos en la que podía escucharse a Lovefoxxx decir cosas como “Mi arte es definido como porno suave egocéntrico ¿o quizá solo sea narcisismo?” y “lame mi teta de artista”. La provocación también estuvo presente en su formato de publicación: cuando debutaron en 2005 en Brasil lanzaron una edición limitada de su primer disco que incluía, en la misma caja, un CD-R. El mensaje era, en plena era dorada de la piratería musical, “graba este disco y pásaselo a un amigo”. No tuvo que sentar demasiado bien en el establishment de la industria, el mismo que hoy está firmando esos acuerdos con las plataformas de streaming que tan poco margen dejan a muchos artistas.

Pero lo que CSS hacía y hace no solo consiste en emular el germen del que salieron décadas antes The Velvet Underground y Talking Heads. También ha tenido mucho que ver con el sino de su propio tiempo, en el que todo es líquido. Para muestra, dos botones: el primero, que, como decíamos más arriba, el canal que los vio nacer, Fotolog, apenas diez años después ya no existe, hoy los CSS serían carne de Instagram; y el segundo, que los integrantes del grupo tenían tanta prisa que ni siquiera leyeron la entrevista en la que Beyoncé pronunció la frase que les dio nombre. “Era un post en Hotmail”, contaba hace un par de años la vocalista Lovefoxxx en una entrevista con Noisey, la web musical de Vice. “Inicié sesión y ahí estaba (el titular). Ni siquiera me lo leí, pero me sentí como: oh, mira esto”. Un gesto, el de retuitear sin leer, el de consumir toneladas de bits de información sin apenas masticarla, el de cansarse de todo, hasta de ser sexy, que define muy bien esta época que, quién sabe, quizá ya haya terminado.

El último trabajo de estudio de CSS, Planta, ha cumplido tres años, y, de momento, no hay señales de que preparen nuevos lanzamientos. Sea porque estos chicos líquidos han decidido soltar el pedal del acelerador y tomarse más tiempo para cada paso que dan, sea porque su momento ya terminó, es indudable que los de São Paulo señalaron el comienzo de una era.

Foto: Melanie Levi (cc) / scannerFM (cc)

Manuela Astasio

El periodismo cultural es ese novio que, aunque no tiene un duro, es tremendamente divertido. Yo tampoco tengo un duro, pero espero contribuir a vuestra diversión.

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