Nokton Magazine - Revista cultural
Si Nick Hornby se sentase hoy a escribir de nuevo Alta fidelidad, ¿conservaría Rob Fleming -el protagonista- su tienda de discos? ¿O estaría en paro? En 1995 no había Spotify ni iTunes, ni siquiera Napster, ni sabíamos lo que era la prima de riesgo, y, aún así, a Fleming el negocio solo le daba para ir tirando. Por eso, este sábado hay tres cosas que celebrar: 1) que, aunque la prima pase de 300, todavía quedan tiendas de discos; 2) que es su Día; 3) que se celebrará por primera vez en Madrid y por segunda en Barcelona.
La ruta del Día de las Tiendas de Discos recorre más de veinte, repartidas entre ambas ciudades, en las que estarán tocando y pinchando a lo largo del día setenta artistas y dj, por ejemplo: Band à part (a las 13:30 en La Integral, calle León 25, Madrid), Xenia Rubinos (a las 16:30 en Café Molar, calle Ruda, 25, Madrid), Santi Colomer Trío (a las 19:00 en Disco 100, calle Escorial 33, Barcelona) o Galleto Man (a las 18:00 en Discos Paradiso, calle Ferlandina 39, Barcelona). Actuaciones, todas, con entrada libre, porque aquí, como explica Diana Cortecero, de La Fonoteca, una de las entidades organizadoras, los que participan lo hacen por amor al arte.
Además de las actuaciones programadas, este sábado habrá lanzamientos exclusivos en cedé, vinilo y hasta cassette, así como descuentos y promociones en todas las tiendas que, desde ambas ciudades, se suman a la celebración del evento.
En Madrid, por ejemplo, Bajo el volcán, Café Molar, La Integral y Más que palabras ofrecerán un 5% de descuento en todos sus discos, mientras que en Le Trip será de un 10% y habrá una oferta de 2×1 en todos los vinilos editados por Enlace Funk.
En Barcelona se pondrán a la venta ediciones limitadas como 25 cançons. 25 segells independents, de La Cúpula Music, singles en vinilo de Macho y de El Palacio de Linares, el cassette de debut de El último vecino y un cofre con toda la discografía de The Destroyed Room.
Se trata, explica Diana Cortecero, de rebelarse contra la coyuntura económica y las estadísticas, y de “frenar una tendencia” que ni siquiera es exclusiva de las tiendas de discos ni de la industria musical, sino de “toda una cultura que cada día recibe menos apoyo y menos ayudas”.
Las ediciones limitadas, las piezas de coleccionista y la labor prescriptora y de selección de cada dueño hacen que un vistazo a una pequeña tienda de discos, por corto que resulte y por pequeña que sea ésta, siga sin ser lo mismo que acudir a una gran superficie sin saber qué elegir, o, lo que resulta casi peor, a tiro fijo, comenta Cortecero.
“Solo los fans de Phil Collins”, decía Rob Fleming en Alta Fidelidad, “se interesan por esas tiendas de discos tan limpitas y tan arregladas como un Habitat”.
Foto: Banfield (cc)/ El Gallo Verde (cc) / el frijole (cc)
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