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Cabás: un salto al vacío

 

Cuando Pablo Hernando (Vitoria, 1986) empezó a trabajar en Cabás, su primer largometraje, anunció que gastaría todo su dinero en ello. Es más, dijo que incluso podría verse obligado a robar para financiarlo. “El peor momento fue empezar a montar y pensar que la peli era una mierda y que no merecía la pena dedicarle ni un día más. Pero claro, sólo puedes seguir avanzando”, recuerda el director.

Ahora que Cabás está terminada, estrenada -el 12 de marzo se proyectó en el Base Festival de Terrassa y este sábado 13 y domingo 14 de abril lo hará en La Casa Encendida de Madrid, entradas ya a la venta por 3 euros- y ha cosechado buenas críticas, Hernando reconoce que, al final, solo tuvo que robar “un saco de arena de una obra”.

Una sinopsis muy reducida de esta película, que ha costado 2.000 euros, podría ser, por ejemplo, que a Xabi (Tolosa, protagonista del film) lo deja su novia justo antes de las vacaciones y él se queda con la casa. Al principio parece que lo lleva hasta bien. Después, mal. Cada vez peor.

El vacío como alucínogeno

Cabás cuenta lo que viene tras una ruptura, pero no lo hace basándose en ninguno de esos modelos psicológicos que intentan sistematizar el duelo y lo dividen en fases, como si fuera la fotosíntesis, sino a través de una perturbadora mezcla de registros tan dispares como el drama, la comedia surrealista, el western y la ciencia ficción.

“Cuando todavía no había empezado a escribir el guión, se me ocurrió que ‘drama psicodélico’ sonaba bien, pero en realidad no se ajusta a lo que ha acabado siendo la película. Cabás no es The Trip (Roger Corman, 1967), es más como el valium”, nos explica el director, que ya había trabajado con Xabi Tolosa en otros proyectos, como el corto Agustín del futuro, seleccionado en 2011 para la sección Brigadoon del Festival de Sitges.

Tanto el protagonista de Agustín del Futuro (Julián Génisson, que también aparece en Cabás) como el de este largometraje atraviesan situaciones límite sin traspasar los muros de sus casas, pero lo hacen por motivos totalmente distintos. Lo que atenaza a Xabi en Cabás no es el aburrimiento que sí se palpa en Agustín del futuro, ni la soledad, sino el vacío que le invade tras su ruptura con su chica. “Si privas al cerebro de cualquier estímulo externo, se lo inventa”, afirma Hernando.

Tenemos que hacer un western

Pablo Hernando

Fue al trabajar como ayudante de dirección en Diamond Flash (Carlos Vermut, 2012), cuando el realizador se propuso seriamente aquella idea que tanteaba desde hacía tiempo: hacer un largo. “Me acuerdo de que todos los días volvía a casa preguntándome «¿por qué no?». Un día estábamos Xabi y yo en casa, probablemente borrachos, y dijimos ‘tenemos que hacer un western».

¿Un  western que se desarrollase en un piso en Madrid en verano, por ejemplo?. “Molaría, con disparos, prostitutas desfiguradas y venganzas polvorientas, todo en un piso de estudiantes con muebles de Ikea”, imagina ahora el director. “O no, tal vez sea una mala idea”.

El caso es que Cabás es más que un western. Es, por ejemplo, el maletín que aparece en la película y le da nombre, que perteneció al bisabuelo del director y tiene más de cien años. Un maletín que contiene muchas cosas, incluida una secuencia de animación, que no son sino herramientas para acercarse a esa región donde habitan los fantasmas del cerebro; en este caso, al lugar donde la mente de Xabi decide si le ha afectado o no que Sara se marchase y, sobre todo, si va a ser capaz de superarlo.

Casualmente, mientras la película se terminaba, se puso de moda un modelo de bolso de mujer que imita a los antiguos cabases. “Buscaba ‘cabás’ en Twitter”, recuerda Hernando, “y solo salían chicas diciendo los fantásticos que son los cabases de Yves Saint-Laurent”.

Ahora el director se siente “muy contento” por haber terminado la película. Contento y “aliviado”. Y “aburrido”. Está escribiendo “el tratamiento de un largo algo caro”, y, en cuanto lo termine, empezará “el guión de otro bastante más barato”.

Me he pasado los últimos meses viendo Cabás una y otra vez, por trozos o entera. Quiero ponerme ya con otra cosa”.

httpv://vimeo.com/44403318

Fotos: cabaslapelicula.com

Manuela Astasio

El periodismo cultural es ese novio que, aunque no tiene un duro, es tremendamente divertido. Yo tampoco tengo un duro, pero espero contribuir a vuestra diversión.

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