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Apericústicos: música por voluntad y por sorpresa

Entre treinta y cuarenta minutos de música sin enchufes. Ése es el formato que proponen, desde hace tiempo, los Apericústicos/Por la voluntad, conciertos ocasionales que sorprenden a los madrileños, de sábado en sábado, en algún rincón de la ciudad. El precio es muy especial: es una de tantas iniciativas que piden a sus espectadores que pongan lo que la voluntad les dicte. Y parece que es la voluntad, precisamente, lo que a veces nos hace más generosos.

El espíritu de estos unplugged de sábado por la mañana, cuenta su organizador, Nacho Serrano, a Nokton Magazine, consiste en conseguir “que la música haga feliz a la gente sin que se lo espere”. Un café-librería o una tienda de guitarras son algunos de los lugares donde la música de Apericústicos irrumpe los sábados por la mañana. El próximo será el 21 de junio, a cargo de los barceloneses Marasma Zibra y su pop minimalista, en el bar La Pródiga (Espíritu Santo, 36).

Una de las misiones de esta “minipromotora de miniconciertos” es la de descubrir a esos artistas noveles que define como “grandes emergentes”. Forman parte de su elenco Ana Béjar, una de las pioneras del indie español allá por los noventa, con la que Serrano prevé un concierto en septiembre, y No nos llamamos Fiódor, cuya propuesta musical está inspirada en la literatura rusa, entre muchos otros.
Serrano dice que “es una forma distinta de pasar la gorra”. A algunos músicos, dice, les asusta un poco al principio eso de tocar sin amplificador, pero lo cierto es que es uno de los ingredientes que hacen tan especiales estos conciertos “en voz bajita”.

Serrano nos explica que el objetivo de los Apericústicos no es el de rebasar el aforo, ya limitado de por sí, de los lugares en los que se celebran. Los conciertos tienen siempre un público fijo limitado -aquellos que siguen de cerca la actividad de Apericústicos- y otro variable, conformado por quienes pasean los sábados por la mañana por Madrid y están dispuestos a dejarse sorprender por la música a su paso por un café o una tienda.

Cuando le preguntamos si la gente se rasca más o menos el bolsillo con eso del precio libre, el organizador de Apericústicos asegura que el público paga cada vez más, y que algunos grupos, como April Fool’s Day, que fueron de los últimos en ofrecer uno de estos conciertos, confiesan abiertamente que en el resto de actuaciones de sus giras les pagan mucho menos. Y es que en el mundo de la música en directo, reconoce Serrano, también músico, lo raro es que te paguen.

Puede que la generosidad del público tenga que ver, precisamente, con el elemento de sorpresa. “Es algo muy distinto a comprar una entrada para un concierto del que tienes noticia con dos meses de antelación”, indica.

Apericústicos es uno de los muchos “servicios” que ofrece La Granja de Tiza, el gran proyecto de Serrano, una plataforma “musicolaborativa” aún en versión beta que pretende convertirse en un lugar de intercambio y colaboración entre músicos y artistas con pocos recursos. “La idea es poner en contacto a músicos con fotógrafos, dibujantes, productores, y que se pague en función de lo que cada uno pueda”, comenta. Desde La Granja de Tiza -que debe su nombre, por cierto, a una canción de Tiger and Milk, una de las bandas surgidas en su entorno y de la que Nacho forma parte- también se presta a los músicos servicios de edición, management, asesoría legal, prensa y promoción.

Entre los planes de Nacho Serrano está lograr que Apericústicos cuente con sucursales en las distintas ciudades españolas, aunque reconoce que es muy difícil mover a las bandas de su lugar de residencia cuando no hay dinero. Ya consiguió, hace poco, en sus vacaciones de Semana Santa, organizar uno de estos conciertos en su tierra, Gijón. De momento y a la espera de novedades, la música seguirá floreciendo por Madrid.

Puedes seguir la programación de Apericústicos a través de su página de Facebook y de su cuenta de Twitter.
Manuela Astasio

El periodismo cultural es ese novio que, aunque no tiene un duro, es tremendamente divertido. Yo tampoco tengo un duro, pero espero contribuir a vuestra diversión.

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