Nokton Magazine - Revista cultural
Cuando los chicos del Proyecto Anual de Montaje de Grumelot y Nave 73 comenzaron el curso, no imaginaban que precisamente su trabajo de teatro contemporáneo iba a acabar en el Surge Madrid. Carlota e Íñigo, profesores del elenco, y directores de #9manerasdehacerpolítica, ya habían participado los años anteriores con #SobreJulieta y John Wayne al pie del Monte Urgull. Como un ejercicio más, propusieron a sus siete pupilos que prepararan un ejercicio real de proyecto, que aprendieran a moverlo, a venderlo y a distribuirlo. Así rellenaron la solicitud del Surge, su proyecto fue aceptado y han estrenado este fin de semana en la Nave de Cambaleo, en Aranjuez. “Este año es más especial porque lo hacemos con alumnos. Desde que empezamos la formación, siempre hemos querido que tengan un puente al mundo profesional de una manera natural ”, nos comenta Íñigo.
Los protagonistas de #9manerasdehacerpolítica, son uno de los elencos más jóvenes que ha pisado las tablas de esta muestra del off madrileño. Siete chavales, con
Los alumnos de Grumelot consiguen no sólo no aburrirte hablando casi durante 1.45 h sobre política, sino divertirte e involucrarte. Porque el público es un miembro más en la obra, y además, “toma una decisión que es fundamental en el desarrollo del espectáculo”.
9 maneras (de hacer política) y no 5 ni 10… “Son 9 maneras en honor a la Novena (de Beethoven). Es la primera gran obra política. El compositor metió un coro que tenía texto, una oda a la libertad y a la hermandad, que era justo lo que queríamos decir con esta obra. Habla del consenso, de la unión, de los hombres como hermanos. Cuando Carlota nos dijo que quería usarla, le dije: ‘Te vas a meter en un follón, no es una estructura en sí… es muy hardcore” nos cuenta Noelia, una de las actrices. “El espectáculo es un espectáculo de creación pura, había que darle una estructura, y adoptamos los cuatro movimientos de la novena de Beethoven. Hay 9 maneras de hacer, pero esas nueve formas están englobadas en los cuatro movimientos y el ritmo del espectáculo está marcado por su carácter”, añade Carlota. “Es irónico que sea una oda a la hermandad y todos tengamos en la cabeza la ultraviolencia de La Naranja Mecánica”.
El ritmo también está marcado por la olla a presión, que añade sonido y musicalidad, añade tensión, marca las pausas y además, da a los chicos de cenar. Una receta de rabo de toro, que simboliza además, el mito del rapto de Europa, una sociedad sin gobierno que está a punto de estallar, como un petardo…
Cada uno busca su propia interpretación de lo que ve en el escenario, pero si algo han conseguido es provocar. “Provocar hoy en día es muy difícil, lo puedes intentar, pero estamos expuestos a tantas imágenes que no es nada fácil. Íñigo insistía en la idea de que provocar no es sólo hacerlo verbalmente o con violencia, sino hacer que te mueva algo”, nos cuentan los alumnos. Durante el curso se les pidió un ejercicio en el que preparan piezas sobre la idea de provocar, algunas han quedado en el texto. Pero ellos mismos se sorprendieron cuando un miembro del público, durante el work in progress, se levantara y se fuera. “No esperábamos que fuera a haber una reacción tan contundente. Sabíamos que podía pasar algo, no sabíamos muy bien el qué. Pero nos gusta que el teatro te pueda hacer levantar de la butaca y tener una reacción visceral. Provocar las mentes sí nos gusta”, añaden Íñigo y Carlota.
“El espectáculo es muy violento. No es marca de la casa Grumelot, ha tenido más que ver con este elenco concreto y este tema. La atmósfera política que vivimos, la han llevado a escena. Hay mucha crispación en el aire y eso ha quedado reflejado”.
Abren la puerta a que profesionales de la política se acerquen a verlos, “no para ofender, ni para criticar, pero igual se dan cuenta de que hacen lo mismo que hacemos nosotros en la obra, que un debate en el Gobierno es puro teatro”. “También hemos aprendido que tienen un papel muy difícil, así que les daríamos ánimo. La obra está sustentada también en un libro de Daniel Innenarity (La política en tiempos de indignación), en el que se dice que los ciudadanos nos comportamos como consumidores airados, exigiendo constantemente lo que se supone que hemos pagado con nuestros impuestos. Pero también tenemos que hacer crítica como ciudadanos y darles fuerza para que hagan su trabajo”.
Los alumnos de Grumelot, que después del Surge vuelven en junio al escenario de Nave 73, nos cuentan que en la primera semana de curso, cuando aún no tenían en la cabeza nada de lo que han creado, les grabaron diciendo todo lo que querían que tuviera su montaje: “Sangre, besos, pelea, danza contemporánea, desnudos, monólogos…” Lo escucharon justo antes del primer ensayo completo con público, y se dieron cuenta de que lo habían conseguido. Habían hecho exactamente todo lo que querían. “Nos dicen libertad, y lo hacemos. Como somos jóvenes nos da igual, tenemos toda la vida. Nos han impulsado siempre a crear todo el rato. Hay una atmósfera de libertad muy grande con Íñigo y Carlota, lo que hagas va a estar bien, no te van a juzgar. Hemos hecho de todo: hemos manchado el suelo, hemos roto la pared, hemos metido 8 kilos de harina en el escenario… Todo está bien, todo está permitido. Si no lo haces aquí y ahora, no lo vas a hacer nunca”.
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