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Los directores de ‘Intocable’ vuelven a ritmo de ‘Samba’

Olivier Nakache y Eric Toledano lograron hace tres años lo que ningún director se imagina cuando le anuncian la fecha de estreno de su criatura. En 2012 los realizadores franceses vieron como su cuarta película, Intocablearrasaba en taquilla dentro y fuera de tierras galas, convirtiéndose nada más y nada menos que en el filme más visto de toda la historia en Francia. Aquella cinta protagonizada por François Cluzet y el showman Omar Sy sobre la relación entre un aristócrata parapléjico y un joven de los suburbios parisienses, rindió a propios y extraños del cinemà francés ante el feeling de una curiosa pareja que granjeaba tantas carcajadas como guiños de emotividad.

Nakache y Toledano sellaban para público y crítica un enfoque particular caracterizado por historias cotidianas, personajes extrañamente encontrados y el intercambio de sintagmas entre drama y comedia. De estos mismos ingredientes se compone Samba, un drama social resuelto desde una afable comicidad sobre inmigración, soledad y destinos entrelazados. Un joven senegalés sin papeles (Omar Sy) que lleva diez años en Francia ejerciendo de tapadillo distintos empleos humildes conoce a una voluntaria de una asociación de ayuda a inmigrantes (Charlotte Gainsbourg), en realidad una ejecutiva en estado de agotamiento que intenta recolocar su vida tras un episodio de agresividad en el trabajo. Juntos intentarán una salida a sus dificultades: él, unos papeles que le permitan abrazar un futuro; ella, una ruptura con sus fantasmas. Ambos, una oportunidad para ser feliz.

“Son muchas cosas las que nos motivan para contar una historia. En este caso, continuar trabajando con Omar, tratar de superarnos, ser ambiciosos en nuestro casting (refiriéndose a Gainsbourg, habitual de los rodajes de Lars Von Trier) y, sobre todo, hablar de temas que nos tocan la fibra, de nuestra sociedad” explica Eric Toledano. La película, que ha logrado recaudar más de 13 millones de euros en su país y situarse entre las más vistas de Bélgica, parte de una intención que les mueve profundamente: “hacer un retrato de unas franjas de vida que raramente aparecen en pantalla, a las que nunca ilumina un foco de luz”.

Las sensaciones que recogieron en el Festival de San Sebastián, cuando la película se presentaba por primera vez, les invita al optimismo respecto a la acogida de los espectadores españoles. “Allí nos encontramos un grupo de dos mil chicas gritando el nombre de Omar Sy. Eso sí, nadie gritaba nuestro nombre. Sólo un señor mayor. Nos llamamos Eric y Olivier, por si queréis gritar nuestros nombres” aclara entre risas Nakache. Explica que aquí se sienten en casa y que cualquier excusa es buena para visitar la península e intercambiar impresiones tanto con el  público con los medios. “Por eso viajamos tanto a España y a otros lugares, es una oportunidad” señala Toledano. Al minuto la emoción le delata, a medio camino entre la satisfacción y la timidez, cuando Nakache explica que Eric acaba de recibir la nacionalidad española y que a partir de ahora le sobran los motivos para hacernos una visita.

La pregunta ineludible nos aguarda en el tintero. Es conocida la pasión de los directores por la música, a la que consideran una protagonista más de sus trabajos, pero ¿por qué Samba en concreto?  “Samba es un nombre común en África y nos parecía que la vida de estos personajes es una especie de danza que tienen que bailar entre las distintas identidades y peligros que solventar” señala Nakache. Y continúa. Es una película sobre la identidad y normalmente se habla más de estadísticas y de nombres que de personas y nos parecía necesario que el tema fuese encarnado por un nombre de pila”. En sus anteriores trabajos el funk y el soul americano cobraban una amplia presencia en torno a los personajes. “Nos quedaba la brasileña” dice Toledano contorneando su torso con la risa entre los dientes.

Acabamos de encontrar el punto de partida de sus cintas. El carácter abierto y optimista que las caracteriza con un humor fresco. Estos dos amigos, con una ideología vital entusiasta, miran de tête à tête a los problemas, a las cuestiones mundanas o desprovistas de condimento y adobo. “Él hace el café, yo las fotocopias…” comenta Nakache. Su trabajo no conoce reparto. “Es una tarea doble en la multiplicación de ideas, de  preguntas, de tiempo, pero muy estimulante”. Están de enhorabuena. La productora de sus cintas, Gaumont, celebra su 120 aniversario, y para que el ritmo no pare nos invitan a un brindis. Resuenan tres copas a media mañana. Con zumo de naranja, claro.

Fotos: Acontracorriente Films

Mariasun Miquel

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