Nokton Magazine - Revista cultural
Desde que arrancara en la campaña de crowdfunding para financiar su documental, Españoles en el exilio, el cineasta Rubén Hornillo ha recibido cerca de un centenar de mensajes de jóvenes que querían contar cómo ellos también habían tenido que hacer, frustrados, las maletas para buscarse la vida lejos de España. En el primer intento, el proyecto no alcanzó su presupuesto meta, pero su director decidió no rendirse y sigue adelante con su idea: la de retratar a una generación no aventurera ni emprendedora, sino exiliada.
httpv://vimeo.com/62783580
Hornillo recuerda que, cuando lanzó el teaser del proyecto en abril, en el que aparecen, vía Skype, varios testimonios de jóvenes expatriados, fue “de los primeros en utilizar la palabra exilio”. Al realizador el término le resulta familiar, y nunca mejor dicho. “Mi madre es cubana, así que estoy muy familiarizado con ese tema, con ayudar a miembros de tu familia a que salgan de un país y se muden a otro”, nos explica por correo electrónico desde Los Ángeles, donde reside actualmente. En su grupo de amigos, él fue de los primeros que se marcharon, a Corea del Sur. “Vi que a España no podía volver, así que decidí hacer una solicitud para estudiar un máster de producción en Los Ángeles y me aceptaron. Hace ya un año que lo terminé, y aquí sigo”.
“Empecé a ver un paralelismo entre lo que había visto con los cubanos toda mi vida y lo que estaba viendo ahora en la gente de mi generación”, relata. Las imágenes de la violencia policial durante las manifestaciones del 25S en Madrid funcionaron como un mecanismo que detonó en Hornillo “la necesidad de hacer algo”. “En ese momento, me di cuenta de que el Estado no nos permitía ni quejarnos, y de que, básicamente, nos estaban tirando del país con una patada en el trasero”.
Este perfil, piensa el cineasta, ampliará su horquilla de edad a partir de ahora y se situará en un rango de 23 a 40 años, “a medida que personas de más edad vayan perdiendo su trabajo y los más jóvenes, ante la falta de oportunidades al terminar su formación, ni lo intenten en España y se vayan fuera directamente”.
Hornillo opina que, a pesar de que a los políticos les guste “que se mantenga la idea de que el que se va lo hace por poco tiempo y porque es aventurero”, se están dando cuenta de que “si siguen negando tanto la realidad, van a generar oposición”. De ahí, piensa el director, que, ahora, “ciertas personas del PP estén empezando a mostrar cierta empatía”. “Pero no nos engañemos: esto es solo manipulación”, denuncia.
Estos mismos sectores, nos especifica, son los que intentan mostrar “un perfil de español que se va a Alemania o a Europa a trabajar de lo suyo y enseguida, para quitarle hierro al asunto”. Pero para Hornillo, la realidad es bien distinta: “Cada vez más gente se va a hacer las Américas, a Australia o a Asia, y emigrar a esos destinos es mucho más dramático. La gente que se marcha a otro continente solo puede volver a España una vez al año, y eso con suerte”.
A la hora de rodar su documental, a Hornillo le interesa más mostrar los retos que plantea vivir lejos de casa que un catálogo de perfiles profesionales. “Por ahora”, enumera, “tengo el caso de una pareja que acaba de tener un hijo y comienza una familia en el extranjero; el de alguien que vive en una punta del mundo y tiene a su pareja, también española, en otra punta del mundo, pero los dos fuera de España; personas que se han casado con un ciudadano del país en el que viven; personas que llevan meses buscando trabajo y no encuentran nada que no sea precario; personas altamente cualificadas que tienen que lidiar con cierto rechazo hacia los trabajadores extranjeros…”.
Por el momento, sus planes de rodaje lo llevarán a Alemania, Corea del Sur, Sidney, Santiago de Chile y San Francisco. Pretende que la filmación no dure más de un mes –“más seria muy caro”, confiesa-, durante el que volará a un destino, rodará lo máximo durante dos o tres días, se subirá a otro vuelo de ocho horas, seguirá rodando y repetirá este ciclo durante cinco veces, “sin morir”, desea, “de cansancio en el intento”.
Aunque la primera campaña de crowdfunding no llegó a la meta de 33.000 euros establecida (antes de que terminase el plazo se obtuvieron 5.105 euros que han tenido que ser devueltos por no haber completado los objetivos, así funcionan estas cosas), Hornillo dice que la respuesta del público y los medios de comunicación a su proyecto ha sido “muy positiva”. Por eso, anunció que tendría lugar una segunda campaña de micromecenazgo más modesta y más larga, combinada con otros modos de financiación. «Creo que, como muy tarde, rodaremos el proyecto en febrero de 2014”, explica.
El joven cineasta cree que existen “varios caminos para redistribuir la riqueza”, pero que éstos no interesan a los políticos. “Esos políticos están protegidos de tal manera por la Constitución que parece que una revolución violenta es la única manera de conseguir que cambien de actitud”, reflexiona. Él, en cambio, sueña con llegar, con su documental, “a la parte de sus corazones que no está podrida”.
Fotos: Trixou (cc)/ Laura Tárraga (cc)/ Pinbol09 (cc)/ JAVIER.HERRERA (cc)/
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