Nokton Magazine - Revista cultural
Visitar Lisboa es encontrarse con Pessoa. Cada calle empedrada, cada mirador, café, cuesta, raíl, azulejo, puesta de sol, cada centímetro de la ciudad lleva intrínseca la poesía del célebre autor con una intensidad única. Todas sus voces, las de los diferentes nombres con los que firmó sus versos y líneas, se oyen con el viento desde Alfama hasta Belém, cruzan el Puente del 25 de Abril y se pierden en la luz deslumbrante del Tejo, donde siguen buscando un sentido a la existencia humana.
En sus más de cien heterónimos se fue diluyendo también la discreta vida de Fernando Pessoa, que acabó por una cirrosis a los 47 años y dejó una producción literaria y periodística sancta sanctorum de la lengua portuguesa. Moría con ella un hombre clave de la intelectualidad lisboeta, que en el crispado y estimulante período de vanguardias se desdobló en el escritor Álvaro de Campos para firmar manifiestos estéticos como sus odas Triunfal y Marítima.
Precisamente una cita de este otro yo de Fernando Pessoa, Álvaro de Campos, da título en el Museo Reina Sofía de Madrid a una nueva muestra que arrancará el próximo 7 de febrero: Pessoa. Todo arte es una forma de literatura. Coproducida por la pinacoteca junto a la Fundación Calouste Gulbenkian, la exposición busca acercar al espectador a la poco conocida escena vanguardista desarrollada en Portugal entre los años 1914 y 1936. Como eje visual de la visita, tres de los ismos sobre los que pivota la teoría poética de Pessoa. Estos son: el Paulismo, que consiste en un refinamiento de los procesos; el Interseccionismo, ligado a los lenguajes de vanguardia y afín al futurismo, y el Sensacionismo, la superación de la estética clásica portuguesa, fundado por él junto al escritor Mário de Sá-Carneiro en 1915 y difundido a través de la revista Orpheu.
Así, a través de estos ismos que vertebran la modernidad portuguesa, se articula la selección de obras expuestas en el Reina. Entre los autores que las firman encontramos a José de Almada Negreiros, crítico con la sociedad portuguesa de la época, provocador y artífice del retrato más conocido de Fernando Pessoa, de quien era gran amigo y a quien pintó de memoria casi veinte años después de la muerte del poeta.
También está Amadeo de Souza-Cardoso, perteneciente a la primera generación de modernistas portugueses y con una importante proyección internacional que se vio inconclusa al fallecer con tan solo 30 años. O Eduardo Viana, más conservador en su enfoque de la pintura moderna, amante de la naturaleza y dedicado a reflejar en su trabajo artístico la vida de su país. Como representación de las mujeres pintoras del modernismo portugués, la muestra contará también con obra de Sarah Afonso, protagonizada por la cultura y el imaginario populares de Portugal y evocadora de sus costumbres y mitologías.
Foto portada (cc): Bruno Pereira
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