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‘My unmade bed’: Nadie quiere hacer la cama en cuarentena

Camas desechas que se funden con nuestras mascotas, libros, todo tipo de cojines, lámparas, mesillas y otros objetos que se cuelan en nuestras habitaciones a diario. La cama como trinchera donde se funden las pesadillas con el descanso placentero. En esta cuarentena, nuestras camas son el último sitio donde vamos a caer tras un día en el que hemos hecho poco o nada de todo eso que pensábamos que haríamos en esta época del año; o, por decirlo de otra manera, ya no llegamos cansados a la cama tras un largo día caminando, viendo a nuestros seres queridos o llegando tarde tras a una cena y copas con amigos.

Nos cuesta hacer la cama por pocos ingredientes con los que cuente, véase: nórdico, almohadas y cojines. Atrás quedaron otras épocas donde las camas contaban con sábana superior, colcha, manta… Ahí sí podíamos poner más excusas que ahora. Desde el proyecto ‘My unmade bed‘, nos animan a mandar fotos desde nuestros cuartos desechos y la galería que han cosechado en su cuenta de Instagram nos hace conocedora de esta realidad.

Esta cuenta se basa en la instalación que la artista Tracey Emin hizo en 1998 en la Tate Britain de Londres, bajo el título de My Bed. Emin, tras una ruptura y días encamada, se dio cuenta de que lo que tenía alrededor de ella en la cama podía considerarse una instalación artística por todo lo que suponía ese desastre que había creado (casi sin querer). Tras pasar primero por Tokio, Tracey se convirtió en un fenómeno mediático. My Bed provocó respuestas cálidas y personales y es una de las representaciones más notables de vulnerabilidad del arte contemporáneo. Un autorretrato que no se desvía del desorden de la depresión y la angustia. En particular, atrajo a los espectadores que conectaron sus propias experiencias dolorosas con las implicadas por la instalación de Emin.

Ahora, desde ‘My unmade bed’, le rendimos tributo con nuestras fotos de camas desechas y de paso nos colamos en la intimidad de todas estas personas que deciden fotografiar un pedacito de su vida y compartirla con los demás. En esta cuarentena, a pesar de estar separados, el calor de los hogares ajenos se cuela a través de nuestra conexión a Internet.

 

Mar López

Nolite te bastardes carborundorum, bitches.

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