Nokton Magazine - Revista cultural
Son las cinco y cuarto de la tarde cuando llego al camino de tierra que nos conduce a la Reserva Natural. Ante mí, 70 km de baches, hoyos profundos y puentes que son dos simples tablas de madera por donde pasar las ruedas del coche. Se hace de noche a mitad de camino, reduzco la marcha. Junto con el cansancio y el horror de los botes continuos, se unen la maravilla de una selva que parece despertar al anochecer. Pájaros que se posan al lado de la carretera y que parece que me acompañan, un zorro que durante un breve espacio de tiempo me guía en el camino y los increíbles sonidos que llegan hasta mí.
Es noche cerrada y llego a la reserva. Carmen Recalde, encargada del Lodge me está esperando. “¡Ya estáis aquí!”. Miro hacia arriba y
Para poder preservar este lugar, FMB ha construido un hotel con cabañas y rutas guiadas. Aunque uno de los mayores encantos son las chicas que allí trabajan. La reserva es también una escuela donde 140 alumnas de entre 14 y 21 años aprenden un oficio y practican en sus instalaciones. Con rotaciones entre clases y trabajo práctico. Ellas estudian hostelería, matemáticas, inglés, guaraní y un largo etcétera de hasta 20 asignaturas.
Me gustaría conocerlas más. Carmen me presenta a dos chicas de unos 16 años que con una risilla tímida se disponen a enseñarme su escuela y a hacer una pequeña ruta del parque. Nos muestran el río y las botellas de plástico vacías que utilizan como flotador (la mayoría no saben nadar), nos muestran los árboles donde los indios Ache hacen agujeros para poder comer los gusanos que tantas propiedades les conceden, vemos el pájaro campana llamando a su hembra… De improviso nos preguntan: “¿cómo es España?”. “Distinta” – le contesto y pienso cómo explicarle una gran ciudad llena de gente con prisas a alguien que nunca ha salido del bosque.
Y después de alimentar a los mosquitos de la zona y rascándonos todo el cuerpo llegamos a la escuela. Nos cruzamos con los grupos de chicas
Gracias a este proyecto, no sólo salvan una parte importante de esa selva, también ayudan a las poblaciones indígenas que la habitan y colaboran para que sus alumnas escapen de la exclusión a la que están destinadas por ser mujer y rural. Chicas que nunca antes habían salido de su pueblo pero que sueñan con un futuro mejor para ellas y que con su fuerza llegarán a convertirse en un pilar básico de su comunidad.
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