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La tristeza y felicidad efímeras de Hadas Ben Aroya

Cuando ves a la israelí Hadas Ben Aroya en acción sabes que tiene una fuerza especial que llega a todo lo que hace. Verla en pantalla supone un aire fresco, una aventura en sí misma. Estamos hartas de ver a hombres “hechos a sí mismo”, de ver a la típica Manic Pixie Dream Girl creada por el sexo masculino pero sin llegar a ser la prota de la historia, así que cuando Hadas despliega su magia no puedes dejar de mirar hacia fuera y hacia dentro. Postureo y sentimientos se dan la mano en People that are not me (Gente que no soy yo, 2016), la ópera prima en la que debuta en el largo Ben Aroya (dirige y protagoniza) tras un cortometraje (Sex doll, 2013) que realizó mientras estudiaba en la Steve Tisch School de Tel Aviv.

¿Pero qué tiene el filme para que en apenas 77 minutos de tiempo a empatizar con la protagonista? Es como ver Girls pero sintetizado en una sola chica y mucho menos tiempo, hay quien hasta la ha comparado con Lena Dunham, con todo lo que eso conlleva, para bien y para mal. Tristeza, felicidad, tedio, relaciones tóxicas, apps para ligar… el día a día de Joy es sencillo, por eso se cuela por los recovecos del espectador para hacernos ver que no estamos solos cuando hablamos de lo que nos afecta, de una manera u otra, los problemas en la juventud son casi siempre los mismos.

Comentaba la propia Hadas en una entrevista para El Periódico que la idea del filme era «solo por hacer algo sobre las cosas que me pasan a mí y mis amigos, pero People that are not me acabó convertida en pequeño fenómeno en Israel, donde los jóvenes están poco acostumbrados a ver cine sobre sobre cosas que les pasan a ellos y sus amigos».

Fotograma del filme con Joy tocando la guitarra.
Ante todo es un filme generacional que sabe narrar con toque irónico y narcisista lo que conlleva la juventud, con manejo delicado de las relaciones y la intimidad, la vida de Joy no difiere mucho de la de cualquier persona de 25 años, excepto porque está en Tel Aviv. Sigue enamorada de su ex, busca candidatos para sustituirle, compañeros de piso y sale a emborracharse siempre que puede.
Ben Aroya no endulza las situaciones, las muestras desde su perspectiva, un ángulo que se parece bastante a la realidad de muchos.
«Este personaje no soy yo, tiene algo de mí, pero también de mis amigos, también creo que es terapéutico porque es imposible no verlo y decir qué estupida soy», así lo explicaba en Argentina para Escribiendo cine. La película, además, se alzó con el Astor de Oro para la mejor película en el Festival argentino Mar de Plata.
Hadas Ben Aroya en Vilnius Film Festival.
Lorena Climent

Comunicadora audiovisual, fotógrafa, gamer y alemana de adopción.

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