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Irene Cruz: «Para mí fotografiar a un hombre es un reto»

ArtMadrid, Estampa, Feria MARTE, Art & Breakfast… El nombre de la fotógrafa y vídeoartista Irene Cruz (Madrid, 1987) comienza a ser un habitual de las ferias de arte españolas. No ha cumplido los 30 años y ya vive a caballo entre nuestro país y Berlín, ciudad en la que reside y donde su trabajo ha empastado perfectamente con la luz azul del norte.

Los paisajes de esta zona de Europa son el escenario de sus fotografías y vídeoinstalaciones, en las que la huella de Irene Cruz se ha hecho inconfundible en los crepúsculos fríos y tamizados y en las figuras humanas en danza con la naturaleza. Como ella misma dice, su punto de vista es autorreferencial y sus intereses, «el misterio, la privacidad, la reflexión sobre la naturaleza y el paisaje».

Su último trabajo es Lurra, el fotolibro que presentó el pasado 13 de noviembre en la sala madrileña Nave 73 y cuya exposición puede visitarse allí mismo hasta el día 25 de noviembre. Partiendo de una serie fotográfica de su amigo y artista Juan Yuste, Irene ha creado una obra multidisciplinar en la que la poesía del propio Yuste y las ilustraciones de María JL Hierro se conjugan con la belleza de sus imágenes.

Sobre trabajar en sinergia con otros artistas, en una entrevista para Nokton Magazine Irene nos cuenta que le resulta inspirador: «Me da nuevos puntos de vista, me ayuda a desarrollar mi arte y a conocer personas que son maravillosas«. A continuación, reflexiona convencida: «De tres cabezas totalmente diferentes, de Juan que es de una manera, de María que es de otra totalmente distinta y de mí, puede salir algo conjunto precioso y coherente».

Lurra, que en euskera quiere decir tierra, se aleja un poco de los parámetros de trabajo de la artista. Irene suele trabajar con mujeres, pero en esta ocasión ha decidido incluir a un protagonista masculino. Juan Yuste, que viene del mundo del teatro y la performance, ha resultado el modelo ideal. Se conocieron en un viaje a Santiago de Compostela, él ya admiraba la obra de ella y, actualmente, la complicidad entre ambos es evidente. «Solo he trabajado con dos hombres en mi vida y son siempre personas con las que tengo esa conexión especial», nos dice Irene. «Yo soy mujer, conozco y controlo mi cuerpo y por ello es más fácil para mí expresarme a través de un cuerpo femenino. Fotografiar a un hombre es un reto», confiesa.

Juan Yuste durante la presentación de ‘Lurra’ en Nave 73.

Esto tiene aún más sentido cuando, como en Lurra, el cuerpo de los fotografiados se encuentra desnudo, en un retorno a lo natural que para la artista es fundamental redescubrir. «Nosotros formamos parte de la naturaleza y nuestro verdadero hogar y verdadero origen es ella. Yo soy un bicho de ciudad y para mí volver al campo es recordar todas esas raíces, todo eso que soy. Con Lurra pretendo que la gente se reconozca un poco en ese origen, en esa tierra, en ese inicio».

Irene define su arte como social. Con sus fotografías se propone desmitificar, ‘resetear’ nuestro cerebro para que dejemos de pensar que «es más natural vernos con ropa que desnudos», que «el hombre tiene que ser macho, siempre fuerte y sexy» (se contrae entre sus puños para escenificarlo). Lurra es precisamente eso, la ventanilla para comprar un billete al país sin prejuicios donde, por cierto, el paisaje es muy parecido a los montes de Euskadi en los que tuvo lugar la sesión de fotos.

‘Lurra’, hasta el próximo 25 de noviembre en Nave 73.

En el cara a cara con Irene Cruz es fácil darse cuenta de que su mente alcanza mucho más que lo que está frente a sus ojos. Parece estar creando sin descanso, pensando qué será lo próximo. Entre sus planes hay muchos proyectos, uno de ellos, otro «reto enorme», podrá verse próximamente en la Ópera de Berlín, esa ciudad en la que «como autónomo te cuidan un montón, como artista te cuidan un montón «. Se titulará Metamorphosen, una vídeoinstalación sobre una pieza de Richard Strauss. También será un desnudo en un bosque, «mi rollo», nos cuenta… Quién pudiera viajar con ella hasta ese mundo interior.

Nerea Basterra González

En el periodismo de baldosas amarillas he conocido al hombre de hojalata, al espantapájaros, al león cobarde y al Mago de Oz. Al final del camino estaba Nokton Magazine: ya estoy en casa. *Socia, fundadora y, durante seis años, codirectora feliz. Ahora, escribo.*

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