Nokton Magazine - Revista cultural
Pensamos en Irlanda y enseguida nos viene a la cabeza Daniel Day-Lewis corriendo por las calles de Belfast, la voz de Glen Hansard interpretando ‘Falling Slowly’ en una pequeña plaza, los acantilados infinitos de las Islas Aran o el sabor de una Guinness recién tirada quemándonos hasta el último glóbulo rojo. Hoy, Día de San Patricio (o St Patrick’s Day, que es más auténtico), todas estas imágenes rondarán nuestra cabeza en uno u otro momento.
Los más puristas, incluso, terminarán el día brindando en algún irish pub, recordando aquellos maravillosos años en Dublín y practicando las short forms con algún expatriado nostálgico. Hoy surgirán historias de amor interculturales y todos seremos irlandeses, así que aquí va un cursillo intensivo para dar el pego con nuestro colega de barra, unas nociones básicas a modo de chuleta que no estará mal tener a mano:
San Patricio, patrón de la isla y monje escocés, ganó muchos puntos entre los irlandeses cuando se extendió la leyenda de que había acabado con las serpientes en el país. Pero ni serpientes ni nada, lo que había en Irlanda en el año 400 era mucho paganismo y todo resultó ser una metáfora para que el cristianismo imperase entre el follaje verde.
Por partes. Se cuenta que San Patricio estaba una vez intentando explicar lo que era la Santísima Trinidad a un grupo de irlandeses (paganos) y, así sin más, del suelo salió un hermoso trébol de tres hojas que le vino de perlas.
Y sí: también hay un trébol de cuatro hojas, el que da suerte y que Abraham Lincoln nunca sacaba del bolsillo. Según la tradición celta, sus diferentes lóbulos representan la esperanza, la fe, el amor y la buena fortuna.
Incondicional de esta fiesta, el duendecillo con traje verde y barba rojiza no es otro que el gnomo Leprechaun, un popular duende del folklore irlandés que por lo visto está forrado, es el típico graciosillo y esconde un tesoro que mola bastante. Por si alguien aún se lo está preguntando: no tiene nada que ver con el santo.
Como era de esperar, este color, tan presente en el paisaje y la idiosincrasia irlandeses, no solo es el de los tréboles o el de los duendes con suerte, sino que, con el tiempo, ha pasado a ser el verde que identifica la causa nacionalista del país. En San Patricio, además, hay quien se viene arriba y acaba tiñéndolo todo de este color (cerveza incluida).
Con algunas variantes made in Estados Unidos, donde San Patricio también se celebra a lo grande por inmigrantes y no inmigrantes, los platos típicos de este día son la ternera con repollo o el pie de pastor con sobras de cordero y puré de patatas, siempre acompañados del pan de soda irlandés.
Fotos (cc): Giuseppe Milo / Alfonso
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