Nokton Magazine - Revista cultural
Dos conceptos de la poesía. Dos mentes preclaras creadoras de versos. Sutilezas latinistas, hipérbaton exagerados y metáforas desbordadas de significado frente la asociación ingeniosa de ideas, en la concisión de la expresión y en la intensidad semántica de las palabras. Culteranismo y conceptismo.
Si dispara Quevedo y su humor…
Este cíclope, no siciliano,
del microcosmo sí, orbe postrero;
esta antípoda faz, cuyo hemisferio
zona divide en término italiano;
este círculo vivo en todo plano;
este que, siendo solamente cero,
le multiplica y parte por entero
todo buen abaquista veneciano;
el minoculo sí, mas ciego vulto;
el resquicio barbado de melenas;
esta cima del vicio y del insulto;
éste, en quien hoy los pedos son sirenas,
éste es el culo, en Góngora y en culto,
que un bujarrón le conociera apenas.
Góngora no se amilana y responde…
Anacreonte español, no hay quien os tope.
Que no diga con mucha cortesía,
Que ya que vuestros pies son de elegía,
Que vuestras suavidades son de arrope
¿No imitaréis al terenciano Lope,
Que al de Belerofonte cada día.
Sobre zuecos de cómica poesía
Se calza espuelas, y le da un galope?
Con cuidado especial vuestros antojos
Dicen que quieren traducir al griego,
No habiéndolo mirado vuestros ojos.
Prestádselos un rato a mi ojo ciego,
Porque a luz saque ciertos versos flojos,
Y entenderéis cualquier gregüesco luego
Góngora y Quevedo, un duelo a muerte en sonetos durante el Siglo de Oro, que ahora llega también a Twitter.
De un tiempo a esta parte, dos perfiles de la red social del microblogging se llenan de giros lingüísticos que emulan aquellas batallas verbales y versadas que animaban las veladas poéticas de las tabernas de Madrid y Córdoba. El ingenio de quienes creaban alegorías al ojo del culo o al mítico Polifemo concentrado ahora en 140 caracteres, aderezados por memes, hashtags y exabruptos en lides poéticas.
Como los árbitros de boxeo cuando presentan a los contrincantes en cada esquina del cuadrilátero, la descripción de Quevedo 2.0 en su perfil reza que es un “tuitStar en el Siglo de Oro, que iba para Diamante pero Góngora jodió la nota media. Cojito y miope pero con labia. Poesía, humor, sátira. No me da la gana ser serio”, mientras Góngora 2.0 se define como “precursor nato. Regresé pensando que el SXXI sabría valorarme. Todo es culpa de Quevedo, él puso de moda la chabacanería y la ignorancia.” Las cosas claras y el chocolate espeso.
Sus competitividades y chascarrillos pseudo ofensivos no son gratuitos y parecen tener un sustento en datos biográficos de ambos autores, como los guiños a la relación casero/inquilino que mantuvieron los poetas o las alusiones a los vicios bebedores de Francisco de Quevedo, la ya famosa nariz de Luis de Góngora o las estancias del primero el territorio manchego o del segundo en su Córdoba natal. Pero no se centran solamente en sus piques, también son capaces de observar la actualidad política y social para comentarla con el fino hilo que lo harían sus correlativos de los siglos XVI y XVII. Quizás será porque las cosas no han cambiado tanto desde entonces, la creatividad de los versos tuiteados ayudan a aliviar lo que nos rodea. La verdad es que hay días en los que te despiertas más gongoliber y otros más quevedier, por eso es mejor no elegir.
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