Nokton Magazine - Revista cultural
La semana pasada supimos, con gran pesar, que Daniel Mordzinsky, conocido como el fotógrafo de escritores, había perdido todo su archivo –alojado, hasta entonces, en su despacho del diario francés Le Monde y compuesto por 50.000 imágenes- por culpa de un error humano que todavía debe aclararse.
Parece (porque las explicaciones resultan aún muy difusas) que la mayor colección de retratos de escritores del mundo ha acabado en la basura por las prisas que la dirección del diario se dio en reutilizar ese despacho sin consultar a sus ocupantes originales.
No es ni la primera ni la última vez que un error de bulto se lleva por delante una parte de nuestro patrimonio artístico, un proyecto prometedor o la dignidad de un artista. Desahoguémonos repasando otras meteduras de pata merecedoras de ser recordadas (que no repetidas):
En agosto de 2009 un vecino de Nueva Jersey denunció a la policía que por las inmediaciones de su edificio rondaba «un hombre mayor de aspecto excéntrico, desaliñado y sin afeitar«. Los agentes acudieron prestos al lugar de los hechos y detuvieron al tipo –¿se puede detener a alguien por excéntrico?-, ataviado con unos pantalones de chándal y dos chubasqueros (llovía mucho), que declaró que estaba buscando una casa en venta y se identificó como Bob Dylan. Los oficiales desconfiaron y acompañaron al sujeto a su hotel, donde estaba su documentación, que confirmó que, efectivamente, se trataba de Bob Dylan, que esa noche actuaba en la ciudad. Posteriormente, uno de los policías insistió en que aquel hombre no se parecía nada al cantautor al que él escuchaba en los sesenta.
Tampoco sería justo olvidar a la empleada de limpieza que, en 2011, en un museo de Dortmund, al norte de Alemania, destruyó una obra de Martin Kippenberger titulada «Cuando empieza a gotear desde el techo», que consistía en una torre de planchas de madera en cuya base se situaba un recipiente de goma con una gran mancha de cal blanca. Enfrascada en su labor de orden y desinfección, la trabajadora eliminó la obra pieza por pieza.
En 2010 un equipo de limpieza contratado por las autoridades de Melbourne borró de una de las paredes de la ciudad australiana un grafiti de Banksy, que databa de 2003, período que el artista pasó en la localidad. Los trabajadores habían recibido la orden expresa del ayuntamiento de borrar todas las pintadas de las calles en las que estuvieran prohibidas.
En 2001 Málaga recibía con gran expectación al arquitecto Frank Gehry, responsable, por ejemplo, del Museo Guggenheim de Bilbao. Aesdima, una asociación de empresarios malagueños, lo había invitado para que diseñase una propuesta para el dique de levante del puerto. Todos se las prometían felices, pero, antes incluso de que se celebrara la conferencia de prensa prevista para ese día, Gehry abandonó Málaga por sorpresa y visiblemente molesto.
El motivo, según recogieron los periódicos de aquellas fechas, fue que, de pronto, la autoridad portuaria, que mantenía tensas relaciones con Aesdima, le dijo al señor Gehry que no-no-no-señor, que eso no podía ser, que a nosotros esto no nos lo han notificado y que, total, que no lo contrataban. El entonces –y todavía- alcalde, Francisco de la Torre, lamentó lo sucedido y observó que la propuesta de los empresarios habría merecido el aplauso de la administración.
Estas son solo algunas cagadas. ¿Se os ocurren otras?
Fotos: Forumgouda (cc)/ Joanjo Aguar Matoses (cc)/ Bibliotèque nationale de France (cc) /Yuyudevil (cc)/ hugovk (cc),
A nadie le sonará extraño escuchar que para ningún oficio se nace aprendido. Es una…
Isabel Romero Casas es la autora de la novela histórica El eco de mi nombre,…
Cada día son más quienes buscan que sus teléfonos móviles se limiten a llamadas, un…
Hablamos con el premiado escritor Marco Missiroli que acaba de publicar 'Tenerlo todo'.
Cuenta el escritor bilbaíno Fernando García Pañeda que una vez le dijeron a Vargas Llosa…
Sí, has leído bien. Los hijos de justo, la ópera prima del escritor Fran Ortega,…