Nokton Magazine - Revista cultural
Nada menos que 15 años lleva Ara Malikian paseando por España su energía desbordante, su sensibilidad con el violín y su melena inconfundible. No es difícil cruzarse con él por algún rincón de Madrid, subido a su bicicleta y armado con su sonrisa y un café para llevar. Quienes hemos tenido la suerte de verle interpretar uno de los caprichos de Paganini a medio metro de distancia seguimos bendiciendo el día en que el músico libanés decidió subirse a los escenarios de nuestro país y él, agradecido como es, continúa entregándose en cada actuación para dejarnos tan boquiabiertos como el primer día.
Para celebrar su XV aniversario de residencia en España (la nacionalidad la consiguió en 2014 y no sin ciertos problemas estúpidos y burocráticos que solventar), Malikian continúa hoy en Cádiz una gira que comenzó este mes de agosto y que le llevará hasta el próximo octubre por Mallorca, Ferrol, Logroño, Bilbao, Leganés o Cáceres.
En Nokton Magazine aprovechamos esta fecha para explicar por qué creemos que Ara Malikian se ha vuelto imprescindible en nuestro panorama musical.
De 2009 a 2013 Malikian presentó en La 2 de TVE el programa de música para niños Pizzicato. Gracias a este y a otros proyectos del violinista, como Mis primeras cuatro estaciones, la próxima generación tendrá el oído tan educado para la música clásica que no querrá salir del Auditorio Nacional. Gracias, Ara.
Quien conozca un poco su trayectoria profesional, sabrá la pasión que siente Malikian por el flamenco y, más que él, su violín, que fusionado con la guitarra de José Luis Montón nos ha dejado dos discos, Manantial y De la Felicidad, y momentos como este:
Los registros del músico libanés van de lo desenfadado a lo melancólico con la facilidad que solo se encuentra en los virtuosos, y es capaz de hipnotizarnos con melodías emocionantes y cálidas, como las de sus colaboraciones con el guitarrista y compositor argentino Fernando Egozcue.
Ara Malikian no es violinista por subirse a un escenario e interpretar en él. Si en su Líbano natal tocaba en los sótanos donde tuvo que vivir para protegerse del conflicto, ahora lo hace con la misma facilidad sobre las tablas del Liceu o en la misma calle, tan cercano y accesible como su propia música.
A nuestros referentes les exigimos a veces demasiadas cosas. Que sean comprometidos, carismáticos, que nos deleiten, nos entretengan y que nunca, nunca, cambien. Pero a Ara Malikian ya no podemos pedirle más que su fórmula más valiosa: la música como conductora de la felicidad.
Foto (cc): Gaizka Peñafiel
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