The Newsroom apaga las pantallas de la redacción

La serie The Newsroom ha acabado apagando esa ficticia redacción de la ACN por la que ha pasado tanta realidad.

Observar la pantalla a través de la propia pantalla es siempre un ejercicio de desdoblamiento que bifurca la atención entre lo que es y lo que vemos. Vemos la televisión, día tras día, pero en contadas ocasiones traspasamos su barrera para viajar en el espacio a la redacción que se esconde tras lo que nos muestra el plasma. The Newsroom ha dado la vuelta a la cámara en un travelling de 360º, que se completa con un “Buenas noches”, transformándose en un informativo seriado que cruza un finísimo hilo entre realidad y ficción que no podría recorrer ni el mejor funambulista.

El canal ACN, en el que se ha dado cita la trama de esta serie, ha abierto las puertas de su redacción durante tres temporadas a curiosos del medio, a adictos a la actualidad, y a amantes de los grandes guiones. Pero ante todo a visionarios que creen que el mundo puede ser civilizado y que consideran que para lograrlo es imprescindible la transformación en un Quijote contemporáneo.

Un Quijote que al finalizar la serie solo puede tener un nombre, el de Charles Skinner (Sam Waterston), un director de canal de los de siempre, de los que se necesitan ahora. Un hombre que vivió para profundizar en la realidad de un mundo inaccesible a través de un único valor, la veracidad. Quizás el único valor que compartía con su Sancho Panza particular, el presentador Will McAvoy. Porque Will McAvoy también es uno de esos soñadores modernos, un héroe de los de principios sólidos (y adicciones varias), uno de esos personajes que pasarán a la historia (Jeff Daniels, el tonto muy tonto, recibió un emotivo emmy por este papel). A continuación spoilers.

La popularidad y la audiencia, la parcialidad y la objetividad son el germen de una trama que viajó por los hechos que han marcado la cobertura mediática reciente; la muerte de Osama Bin Landen, las elecciones estadounidenses, los desastres meteorológicos, el escándalo del gas sarín… y todo ello sin perder un ápice de interés en las historias más humanas, en la redacción y en la noticia.

The Newsroom pone el broche de oro con un funeral memorable que da cierre a una temporada en la que se han planteado los límites del periodismo. Will McAvoy ha hecho su causa por defender una fuente, Sloan Sabbith (Olivia Moon) ha dado el puñetazo definitivo al “periodismo ciudadano”, Leona Lansing (Jane Fonda) ha vivido la guerra de los despachos, Jim Harper (John Gallagher Jr.) ha antepuesto la creencia en las historias de interés global, y Neil Sampat ha demostrado porque Matrix no puede ser una película infravalorada (recordemos a sus traficantes de información en Reloaded).

Muerte, desamor, encarcelamientos o bodas han pasado por esta temporada, pero es la lucha por un mundo justo, un mundo informado que es lo que le hace sabio, lo que permite convertir a The Newsroom en el máximo exponente del idealismo. Porque cruzando a la realidad la serie es Sorkin (creador), al que se le agradece enormemente la línea, la agilidad verbal y el trepidante ritmo de guion, que en ocasiones parecen obviados en la televisión actual. Un nombre que sabe causar debate, y lo ha hecho entre quienes consideraban que sus guiones eran su mera opinión pero, ¿no es una opinión muy realista?.

Cierra así una producción que ha buscado luchar por la libertad, especialmente por las de expresión e información que tan afectadas se están viendo estos días, pero cierra ante todo otra joya de HBO que queda para marcar historia. Una serie que coloca en la mente del espectador la semilla para ‘quijotizar’ el mundo, para la lucha por la honestidad a ambos lados de la pantalla.