SUMMA se desangra en el Matadero

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La feria de arte SUMMA abre la temporada de galerías madrileñas descuartizando el alma humana en el antiguo matadero de Madrid.

Llega septiembre y con él todo empieza de nuevo. Aunque algunos consideren la primavera como el comienzo de una etapa y otros se lo atribuyan a enero, es realmente en septiembre cuando todo vuelve a la vida tras el letargo del verano. Comienzan las clases, la vuelta al trabajo y el estrés post vacacional de cada año, la nueva programación en las cadenas de televisión, el horario intensivo y las tardes libres nos dicen adiós y, lo que es más importante y señal inequívoca de que el verano ha llegado a su fin, los coleccionables invaden los quioscos y la publicidad.

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Vitrina con dos calaveras de la mano, Matadero de Madrid.

Pero en Madrid hay un nuevo indicador de que el letargo veraniego finaliza y hay que ponerse en marcha, el SUMMA Fair Art en Matadero Madrid. Arranca la temporada de arte en Madrid. Y para celebrarlo el fin de semana del 20 de septiembre se han congregado una gran cantidad de artistas españoles y extranjeros, veteranos y novatos, pintores, fotógrafos y escultores provenientes de galerías como Adora Calvo en Salamanca, la madrileña Espacio Valverde, El Museo, en Bogotá, o la ivan gallery de Bucarest.

En este sentido, SUMMA Fair Art responde a la necesidad de crear una feria en el mes de septiembre con un precio asequible a todos los públicos (entre 10 y 15 euros), que coincida con el arranque de temporada de galerías y museos. Una feria que engloba alrededor de 60 galerías y trata de acercar el arte al público general (que muchas veces no se atreve a entrar a las galerías a pie de calle) y a coleccionistas atraídos por diversas actividades como un showcooking o alguna performance.

Pintura de una balanza con tacones en el Matadero de Madrid.

Para esto, para acercar el arte al madrileño medio, SUMMA ha llegado al Matadero de Madrid, donde se han sustituido las piezas de ternera, cerdo o cordero que hace ya muchos años colgaban por sus naves por otras no menos suculentas y, en ocasiones, igual de sangrientas ya sea literalmente como este cuadro que nos traslada directamente a una carnicería ya sea como otras más sutiles pero que nos mueven algo por dentro.

Por una razón u otra, entramos en la Nave 16 y nos llena la sensación de entrar de nuevo en un matadero donde lo que se despieza es el alma humana. Hombres rosas en la playa, los eternos cubos de basura siempre presentes en toda feria que se precie, balanzas con tacones de mujer, mesas con edredones nórdicos (que, por cierto, fue lo que más interesó a la infanta Doña Elena), vitrinas con calaveras que se cogen de la mano e incluso un pequeño ratón que huye mirando hacia atrás como si alguien fuera a robarle el dedo que él antes ha quitado a su dueño.